Ir a República Dominicana una sola vez no es suficiente. El país tiene algo que atrapa para siempre y crea una adicción a la que es difícil resistirse.
Así que hay que volver una y otra vez,
Al año siguiente de Samaná regresamos, esta vez nuestro destino sería Punta Cana.
Después
de 8 horas de viaje, llegamos al aeropuerto donde nos recogió el encargado del transfer y nos llevó a nuestro
hotel, el Grand Palladium Bávaro Resort & Spa, bautizado con el nombre de una de las
playas más famosas del país. Sus hermosos
paisajes tropicales acompañan a la banda sonora de este paradisíaco
enclave: el suspiro de las olas rompiendo sobre las finas arenas blancas
que cubren un kilómetro de playa, los impresionantes
cocoteros y una suntuosa vegetación.
La verdad es que entre tanta paz y quietud, poco apetece salir del Resort, pero también llama ver un poco de mundo, así que hicimos una excursión a Isla Saona y Altos de Chavón. Bueno,
mejor decir una y media. El primer intento nos dejó a medias por culpa
de la cola de un huracán que no acababa de irse y que nos obligó a
volver atrás después de 2 horas de autobús. El segundo intento ya dio sus frutos y tras recorrer varias poblaciones llegamos a Altagracia.
Seguimos camino a los Altos de Chavón.
Muy curioso resulta este pueblo tan cinematográfico localizado cerca de La Romana, réplica de un pueblo italo-español del siglo XVI con sus calles adoquinadas y edificios de piedra coralina y terracota.
En 1922 se coronó a la Virgen de Altagracia, y para celebrarlo se le construyó un nuevo templo, ya que el anterior amenazaba ruina. Por aquel entonces imperaba el gusto ecléctico que configuró el diseño del templo, con detalles neoclásicos.
Anteriormente, en el solar donde hoy se levanta, existía el conjunto del hospital de San Nicolás de Bari.
Seguimos camino a los Altos de Chavón.
Construida en 1976 por Roberto Copa, que diseñaba decorados para la Paramount, y respaldado económicamente por Charles Bludhorn, un industrial americano, es hoy sede de un Centro Cultural, el Museo Arqueológico Nacional y la llamada Ciudad de los Artistas.
Su
construcción se inició cuando para la apertura de una carretera
fue preciso dinamitar una montaña de piedra. Charles Bludhorn,
presidente de una compañía americana, tuvo la idea de aprovechar las
piedras para construir una aldea mediterránea del siglo XVI. El rumor
popular dice que lo hizo para regalársela a su hija en su cumpleaños,
pero ésta, que vive frecuentemente en Altos de Chavón, niega esta
versión.
El río Chavón, sobre el que la ciudad dispone
de una magnifica panorámica, fue el marco escogido para la grabación de
algunas películas famosas como Apocalypse Now. Actualmente la villa
recibe miles de visitas diarias de turistas desplazados desde Punta
Cana, como nosotros.
En esta zona de República Dominicana tienen sus viviendas y propiedades muchas personas famosas, aunque evidentemente las usan como segundas residencias y no viven aquí todo el año, pero si es cierto que vienen a menudo a disfrutar de estos paisajes y la paz que ofrece los Altos de Chavón. El guía nos comenta que entre otros tienen casa cerca de aquí Julio Iglesias, Shakira, Sharon Stone , el modisto Oscar de la Renta y otros famosos del mundo del cine y la música. La zona cuenta con muchos chalets de auténtico lujo, helipuertos y playas privadas, campos de golf, polo, aeropuertos para avionetas, etc.
Después de Altos de Chavón seguimos la excursión a isla Saona. Así que nos subimos en unas motoras.
En esta zona de República Dominicana tienen sus viviendas y propiedades muchas personas famosas, aunque evidentemente las usan como segundas residencias y no viven aquí todo el año, pero si es cierto que vienen a menudo a disfrutar de estos paisajes y la paz que ofrece los Altos de Chavón. El guía nos comenta que entre otros tienen casa cerca de aquí Julio Iglesias, Shakira, Sharon Stone , el modisto Oscar de la Renta y otros famosos del mundo del cine y la música. La zona cuenta con muchos chalets de auténtico lujo, helipuertos y playas privadas, campos de golf, polo, aeropuertos para avionetas, etc.
Y con buen sabor de boca cerramos esta segunda visita a la República Dominicana, con unas locas ganas de volver una tierra preciosa y hospitalaria.