Y visitamos la Basílica Cisterna.
La entrada principal de la cisterna Yerebatan, que es la más grande de las 60 cisternas que fueron construidas en Estambul durante la época Bizantina, está situada frente al museo de Santa Sofía. Como no había agua dulce suficiente dentro de las murallas que rodeaban la ciudad, durante siglos la traían de las fuentes y ríos desde el bosque de Belgrado, a unos 25 Km. de distancia. Durante los asedios, los enemigos destruían los acueductos o envenenaban el agua, por eso se vieron obligados a depositar el agua potable en estas cisternas y, de este modo, utilizarla en caso de necesidad.La cisterna de Yerebatan, construida en el año 532 en pocos meses, era el lugar en donde depositaban el agua traída a través del acueducto de Valente. Fue utilizada hasta el siglo XIV y restaurada a mediados del siglo XIX, ya que durante mucho tiempo en la época otomana no fue utilizada. Para su construcción se utilizaron diferentes tipos de columnas romanas de distintas épocas. Consta de 336 columnas repartidas en 12 hileras de 28 y situadas a 4 metros unas de otras y nos recuerda a un bosque de columnas. Ocupa un área de 10.000 m2, tiene 8 m de altura y aproximadamente su capacidad es de unos 80.000 m3. Tras las restauraciones realizadas el año 1987 se reabrió para el turismo. Hoy en día se puede llegar hasta al final de la cisterna que antes sólo se visitaba en barquitas. La música clásica y el espectáculo de luz completan su atmósfera mística. En el ángulo izquierdo de la cisterna, se descubrieron dos columnas cuyas bases esculpidas con óvolos clásicos reposan sobre dos extrañas cabezas de Medusa.
El Gran Bazar o Kapalıçarşı. se considera uno de los mercados cubiertos más grandes y antiguos del mundo, asentado sobre más de 45.000 m², donde cada día trabajan más de 20.000 personas. El número de visitantes es difícil de calcular con exactitud, pero se estima que pueden llegar a los 500.000 en momentos de gran afluencia.
Son más de 3.600 tiendas distribuidas en 64 calles a las que se accede por 22 puertas.
Sus orígenes hay que buscarlos en el siglo XV, cuando Mehmed II decidió construir un pequeño mercado cerca de su palacio. Poco a poco fue creciendo alimentado por artesanos y comerciantes que acertadamente vieron un futuro prometedor en el lugar.
Muy pronto el Gran Bazar se convirtió en un referente comercial en toda Europa, llegando ser en el siglo XIX la imagen pura del exotismo que cualquier viajero anhelaba visitar.
Pero no todo han sido bondades para este enclave comercial, ya que ha sufrido varios incendios y terremotos a lo largo de los siglos que han ido variando su fisonomía en algunos aspectos. De hecho, un grave seísmo en 1984 fue el causante de varias remodelaciones que finalmente le dieron su aspecto actual.
Lugar no sólo de compraventa de bienes, sino también de reunión y conversación, aún se conserva la costumbre de alargar el momento de la compra saboreando un delicioso te de manzana antes de cerrar la venta.
Artículos de piel, falsificaciones casi perfectas de los últimos diseños de las grandes marcas de moda, orfebrería y artesanía, jabones y esponjas naturales, toallas y manteles con ese aire oriental que sólo Estambul puede ofrecer, dulces tradicionales y especias, son sólo algunos productos que el Gran Bazar ofrece a todos aquellos que se ven irremediablemente atraídos por su magnetismo único.
Desconocía que la ciudad fuera tan amante de los tulipanes, hasta que disfruté de sus jardines y de la historia de estas hermosas flores en Turquía.
Al pensar en tulipanes, inmediatamente nuestra mente piensa en Holanda. Lo cierto es que los primeros ejemplares crecieron silvestres en las estepas de Asia Central. Fueron los turcos quienes durante sus incursiones los trajeron a la ciudad y comerciaron con sus bulbos.
Para los otomanos el tulipán se convirtió en símbolo de las artes y la cultura, siendo muy populares en los siglos XVII y XVIII.
Este periodo se conoce como la Era del Tulipán. Tan queridos fueron por los estambulitas que existe hoy en día un Festival del Tulipán cada primavera.
Al pensar en tulipanes, inmediatamente nuestra mente piensa en Holanda. Lo cierto es que los primeros ejemplares crecieron silvestres en las estepas de Asia Central. Fueron los turcos quienes durante sus incursiones los trajeron a la ciudad y comerciaron con sus bulbos.
Para los otomanos el tulipán se convirtió en símbolo de las artes y la cultura, siendo muy populares en los siglos XVII y XVIII.
Este periodo se conoce como la Era del Tulipán. Tan queridos fueron por los estambulitas que existe hoy en día un Festival del Tulipán cada primavera.
12 millones de bulbos de 200 variedades de la flor en todas las formas y colores lucen en todo su esplendor en lugares como el parque Gülhane cerca de Topkapi.
Completamos la visita a la ciudad con un paseo en barco por el Bósforo, que recomiendo sea a la hora de la puesta de sol. Y no debe faltar un delicioso bocadillo de caballa asada con pimiento que preparan en los mismos barcos a pie de muelle.