Al día siguiente, y antes de despedirnos de la ciudad hicimos dos vistas muy interesantes.
La primera no estaba en nuestros planes, la Concesión Francesa de Shanghai, una zona histórica en el centro de la urbe que nació tras la Segunda Guerra del Opio, en el momento en que los franceses ocuparon el lugar tras salir victoriosos junto a los británicos contra el imperio Qing. Esta época duró desde 1849 hasta 1946.
Lo que hoy vemos se convirtió en el principal distrito comercial y residencial de Shanghai y hoy es un lugar que no debe faltar cuando callejeamos por la urbe,.
Y sin quererlo vimos la cara menos feliz de la ciudad.
Andando de camino a la parada de metro para nuestra última visita en Shanghai y en el país, nos llamó la atención algo curioso, un váter en un balcón.
Podría parecer algo intranscendente, gracioso o simplemente diferente, pero este balcón formaba parte de una casa que se agrupaba junto a otras formando una ciudadela.
Shanghai es la mayor ciudad del país con 6.340 kilómetros cuadrados y 26 millones de habitantes (España tiene 505.944 km² y 48.692.000 habitantes), referente mundial financiero y máximo exponente de la modernidad y en constante transformación.
Pero todo tiene un precio. Barrios enteros han sido abandonados para derruirlos y volverlos a levantar, transformados en enormes rascacielos y centros comerciales.
En esta ciudadela queda aún algo de resistencia, habitantes que se niegan a abandonarlo hasta el último momento y que no ven con buenos ojos que su hogar desaparezca y se construya en su lugar una torre de oficinas o un lujoso y ultramoderno complejo residencial. El choque es impresionante.
En 1980 la ciudad no contaba con ningún rascacielos, mientras que en 2010 ya contaba con 300.
Estos barrios que hoy viven la agonía de la demolición en aras del futuro nacieron gracias a la mezcla cultural entre Occidente y China y mezclaban la influencia venida de Europa y américa con la arquitectura del país. Así surgieron los "lilong", barrios de baja altura con calles estrechas y patios compartidos por varias familias que habitaban en "shikumens", casas de inspiración europea y china que nos recuerdan a los hutongs pekineses.
Estos barrios favorecían la comunicación e intercambio de ideas entre sus habitantes, y de hecho, el Partido Comunista fue fundado en 1921 en uno de estos "shikumens", por un grupo de intelectuales y reaccionarios venidos desde el interior del país.
Hoy, las autoridades de la ciudad tienen claro que Shanghai debe ser referencia y cabeza del desarrollo para el resto del planeta. Al precio que sea.
Pero no quiero despedirme del país con mal sabor de boca, al contrario. Por eso tomamos la línea 17 del metro de la ciudad y nos vamos a Zhujiajiao, una de los pueblos más bonitos de China.
También conocido como Jiaoli, el pueblo tiene una forma de abanico dada por su situación geográfica entre el lago Dianshan y la montaña Dian.
Desde hace mil años, ininterrumpidamente, lleva habitada esta ciudad conocida como la "Venecia de Shanghai"
Fue el escritor San Mao, quien la dio a conocer, tras visitarla y sentirse maravillado por sus puentes, canales y residencias, que formaban un paisaje de una hermosura suprema.
Su atracción ha llegado hasta nuestros días, y no solo para turistas y viajeros, sino incluso para directores de cine y publicistas, que ven en ella unas localizaciones difíciles de encontrar en la inmensa China.
Hay registros que nos cuentan que ya desde el Neolítico varias comunidades habían estado asentadas en la región, con periodos en los que por las inundaciones la zona no estuvo poblaba permanentemente.
Pero fue durante la dinastía Song cuando se consolidó gracias a su prosperidad como centro comercial en la producción y distribución de frutas y verduras para las ciudades que lo rodeaban.
Gracias a su situación geográfica, la bondad de si clima y la facilidad de transporte de la materia prima y los productos resultantes por vía acuática, muchos comerciantes sentaron aquí su base comercial, como los fabricantes de seda y textiles o incluso el arroz, que hoy en día sigue siendo un sector fuerte y de gran producción.
Muchos son los puntos que podríamos visitar en Zhujiajiao, ya que todos los rincones merecen un poco de nuestro tiempo y un disparo de nuestra cámara, pero debemos elegir entre los cientos de casas, decenas de puentes, templos, pabellones y jardines. Así que comencemos la visita de lo que la Oficina de Turismo de la ciudad recomienda como imprescindible.
La calle Norte es la más antigua de la ciudad, repleta de edificios antiguos de las dinastías Ming y Qing. En tan solo un kilómetro de longitud ofrece galerías de arte, restaurantes, tiendas de todo tipo y sobre todo un sabor, una mezcla de colores y olores que son la esencia de China.
Hace más de un siglo, un hombre de negocios conocido como Ma Wenqing llegó desde algún lugar de la provincia de Jiangxi y construyó una pequeña casa con un gran jardín. Pronto fue conocido como el Jardín de Ma o Kezhi, que significa "Leer y arar".
El hombre era un misterio, ya que nadie supo exactamente desde donde venía, porqué vino a la ciudad o de donde sacó el dinero para construir su propiedad.
Lo que se contaba, era que Ma viajó por todo el delta del Yangtze visitando jardines para obtener ideas para su propio jardín, por lo que los entendidos ven muchos parecidos evidentes sobre todo en los puentes y pabellones con otros que se encuentran en Souzhou y Shanghai.
Los trabajos empezaron en 1912 y no se terminaron hasta 15 años después, cuando Ma ya había muerto.
El templo del Dios de la Ciudad está situado en la calle Caohe, justo en el centro de la ciudad, aunque no siempre éste fue su emplazamiento, ya que antes estaba al sur.
Fue en 1881 cuando el comerciante Cheng Lyji abrió este templo con forma de palacio para el dios Shen En , el protector de la ciudad. El lugar sufrió muchos daños durante los periodos de guerra, pero aún casi en ruinas, los lugareños no dejaban de acudir al lugar a rezar y pedir por las cosechas.
Por su parte, el templo budista Yuanjin, fue fundado en 1341, ha sido hogar espiritual de varios mojes que destacaron por su amor y talento para la poesía y la pintura. Su sala principal está dedicada al Bodhisatva Guanyin y a los cuatro reyes celestiales que protegen la cuatro esquinas del salón de los reyes celestiales.
De su estructura destaca el pabellón Qinghua, alto y esbelto.
Después de las visitas de rigor, nos dedicamos a deambular por las calles de esta encantadora y única ciudad que forma parte de los llamados "Pueblos del Agua" de Shanghai y que es la más cercana y accesible del conjunto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario