Seguimos nuestro recorrido visitando el Rinpung Dzong, un monasterio-fortaleza que fue levantado en un elevado promontorio de piedra caliza con unas maravillosas vistas sobre el río Paro. Su situación estratégica lo hacían fácil de defender y aunque el edificio que visitamos se empezó a edificar en el siglo XVII, su historia y antigüedad es aún mayor.
De nuevo recurrimos a las leyendas a nuestro Gurú Rinpoché, ya que el lugar fue visitado por el líder espiritual antes de la construcción del Dzong y lo bautizó como Rinpung Drak, o "Acantilado del montón de joyas".
Otra leyenda cuenta que un monje budista llamado Humrel Dung Dung se encontraba meditando en el valle de Paro, cuando un demonio maligno intentó romper su concentración creando gigantescas olas en el río y provocando terremotos. Para vencerlo, el monje usó el poder de su fe, ayudado por el guardián divino del valle y el dharma budista.
En recuerdo de este acontecimiento, construyó un pequeño santuario en lo alto de la colina en honor de la divinidad, templo que fue ampliado para convertirse en este dzong de cinco pisos.
Cuando Namgyal, el unificador, llegó a Paro, aquella capilla original estaba en buen estado, y tras la Batalla de Los Cinco Lamas fue entregada al primer Zhabdrung Rinpoché en 1640. La estructura de simple tierra apisonada fue derribada y reemplazada por otra mucho mayor de piedra, que con el tiempo y las necesidades de los monjes, creció hasta convertirse en la que vemos hoy en día.
El dzong es uno de los mayores de Bután, orientado de tal manera que tiene una excelente facilidad para ser defendido por tres de sus lados. Como vimos al entrar el acceso se hace por una escalera y un puente fijo, sustitutos de un enorme foso y un puente levadizo.
Se complementa con una torre circular que visitaremos luego, el Ta Dzong que hoy sirve como Museo Nacional.
Dicen los escritos que hay un túnel que comunica ambas estructuras, aunque a día de hoy nadie ha podido encontrarlo.
El macizo exterior, que facilitaba su defensa no tiene ventanas a ras de suelo, al alcance de los atacantes, pero si miramos arriba vemos enormes balcones y pequeñas ventanas desde donde prevenir los ataques en las pasadas épocas de guerra y disfrutar de los hermosos paisajes para los visitantes actuales.
Ya en el interior vemos el enorme utse o torre de cinco pisos que siguen el diseño de las murallas exteriores, es decir, pocas aberturas a nivel de suelo y balcones y ventanas según nos acercamos al tejado.
La gran torre divide la fortaleza en dos niveles con un patio cada uno, con un desnivel de unos seis metros.
En 1905 se produjo un voraz incendio que causó grandes daños al dzong, aunque fue rápidamente reconstruido. Uno de los tesoros del monasterio que sólo se muestra durante el festival de primavera Paro Tshetsu que dura cinco días es una espectacular thangka, el Thondrol, que mide unos 20 X 20 metros y fue elaborado con una seda de excepcional calidad.
Nos despedimos del lugar en el precioso puente que cruza el río.
Y de un puente vamos a otro ya que visitamos el mayor puente colgante de Bután, que cruza el río Chhu, en Phunakha.
Su estructura está hecha de cables de acero y tablones de madera, suspendida a gran altura sobre el río. Mide aproximadamente 160 metros con tan sólo 1,2 metros de ancho.
El primer puente que se construyó aquí se remonta a 1637 cuando Phunakha era capital del país por Thangtong Gyalpo, el constructor de puentes. renovado en múltiples ocasiones, su función primordial era conectar el Dzong de Phunakha para el servicio de los monjes y el uso de los habitantes de la zona.
Adornado con banderas de oración, se ancla en sus extremos a enormes bloques de cemento.
Cruzarlo es disfrutar de la brisa, de la corriente limpia del agua del río mientras nos observan las impresionantes montañas que lo rodean.
Y casi acabamos el penúltimo día en el país visitando Ta Dzong, la fortaleza circular de la que hablamos antes.
Se trata de una torre de vigilancia circular, algo poco usual en Bután, que tenía como función principal vigilar la posible llegada de ejércitos atacantes y avisar al Dzong que acabamos de visitar, Tiene siete pisos y está situada a unos 100 metros de altura sobre él.
En un principio, el sistema de vigilancia incluía otras dos torres conectadas mediante murallas y galerías, pero se cree que cayeron víctimas de algún terremoto o simplemente perdieron su función y fueron desmanteladas.
Como parte del sistema defensivo, se levantó casi al mismo tiempo que la fortaleza principal como medio de defensa, aunque también sirvió como almacén de alimentos, depósito de municiones y mazmorras y era lo suficientemente grande para dar refugio a los habitantes del valle en caso de ataque.
Desde 1968 la torre es Museo Nacional a petición del rey Jigme Dorji Wngchuck, que dio un nuevo nombre al lugar, Namse Bangdze o "Tesoro del Dios de la Riqueza".
Como dije antes, su forma redonda es casi única en Bután, que recuerda al sol y la luna, al simbolizar la paz interior y la ira contra los enemigos.
Los muros fueron construidos con piedra tallada y rellenos de tierra, con varios metros de espesor para resistir los ataques externos.
En un principio su acceso se realizaba por un puente levadizo, pero desde que se convirtió en museo, se le agregó un puente permanente.
Tras el terremoto de 2011 Ta Dzong sufrió una remodelación completa para arreglar la rotura de los muros del exterior causados por el seísmo y en el interior se modernizó el espacio de circulación y la iluminación para que fuera más cómodo para los visitantes.
Acabamos el día en el Simtokha Dzong, el más antiguo de Bután, ya que fue construido en 1629.
Vemos por tanto el germen de los monasterios posteriores en este edificio, de vital importancia para el país.
Su fundador, Zhabdrung Rinpoché era fundamentalmente un líder religioso, por lo que todas la instituciones que fundó tenían un carácter monástico, pero las continuas guerras y rebeliones hicieron que tuviera que consolidar su autoridad, por lo que los monasterios tuvieron que aunar también funciones administrativas y militares.
Como no puede faltar otra leyenda, ésta cuenta que se construyó no solo para defenderse de los ejércitos atacantes, sino también para mantener a raya a los peligros sobrenaturales, como aquel que aterrorizaba el paso de Dochula y que acabó dentro de una botella. No es de extrañar, ya que el recorrido por la zona que hoy se hace en un par de horas, en el pasado tardaba en recorrerse días, con sus sombrías noches llenas de peligros y entes amenazadores.
Este dzong es pequeño si lo comparamos con otros que hemos visitado, ya que sólo mide 50 x 55 metros, una cuarta parte, por ejemplo del de Punakha. En el centro tiene un gran utse o torre con un templo y fue construido siguiendo el diseño de un mandala, con interminables filas de ruedas de oración en la base. A su alrededor, encontramos el resto de las dependencias monásticas.
El exterior está formado por murallas fortificadas donde se ubican las viviendas de los monjes, que miran al interior y el acceso al monasterio, en época de guerras se realizaba a través de un puente levadizo, que si conseguía cruzarse llevaba a un oscuro pasillo donde los atacantes eran eliminados. Los techos son como los del resto de los dzongs, pero cubiertos de chapa ondulada en vez de teja, ya que este material es más duradero y no necesita casi reparaciones. El nombre oficial del monasterio, Sangak Zabdon Phodran, quiere decir " Palacio del Profundo Significado de los Mantras Secretos".
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