De todas las compañías de cruceros, tan sólo los barcos del grupo Costa Cruceros tienen bandera italiana. Integrado en el conjunto empresarial de Aida Cruises y Carnival Corporation su importancia económica la ha llevado a cotizar en las bolsas de Nueva York y Londres. En conjunto, los cruceros de Costa transportan anualmente más de 12 millones de pasajeros.
Fue el primer Giacomo Costa el que fundó una pequeña naviera a la que bautizó como "Giacomo Costa Fu Andrea" para comenzar con su negocio de comercio de telas y aceite de oliva.
Posteriormente, en 1924, sus hijos Federico, Eugenio y Enrico adquirieron un carguero, el Ravenna que sería el primero de una flota de barcos de pasaje que no pararía de crecer.
El germen del negocio sería la crisis económica mundial que afectó al planeta después de la I Guerra Mundial y el consecuente y constante flujo migratorio de los que escapaban de una Europa en ruinas hacia un prometedor futuro en la joven América.
El concepto de unión inquebrantable de la familia italiana, hizo que los Costa empezaran a bautizar sus barcos con los nombres de los miembros de su familia y justo antes de la II Guerra Mundial contaba con una flota de 8 buques.
En esta imagen de 1912 vemos a Giacomo Costa, el fundador sentado junto a su hija Marianna y a su izquierda Eugenio. También de pie Giacomo y a su lado el pequeño Enrico. Sobre una silla, Andrea.
El primer hito en la historia de la compañía tuvo lugar el 31 de marzo de 1948, cuando el Anna C zarpa de Génova con dirección a Buenos Aires en un viaje de 16 días. Era el primer transatlántico que hacía esta ruta tras la Segunda Guerra Mundial, con el incentivo de ser el primero que ofrecía aire acondicionado en sus camarotes.
La compañía dio un paso adelante reorganizando el interior del barco con una idea que incluía también al Andrea C. Querían darles un toque especial para que dejaran de ser simples buques de transporte de personas en sus rutas de Sudamérica, así que instalaron una pequeña piscina y aire acondicionado también en los salones, todo un lujo para sus 800 pasajeros.
Con el siguiente barco, el Franca C, no fue necesario ningún tipo de reforma, ya que se construyó expresamente como barco de cruceros, siendo el primero de este tipo en la historia de la navegación recreativa.
Era el año 1957, y sus rutas partían desde Estados Unidos para recorrer el Caribe en cruceros que duraban entre 7 y 14 días. Posteriormente, en verano, comenzarían los recorridos por el Mediterráneo.
Los negocios van viento en popa, y la flota no para de crecer. En los años 60 varios barcos entran en escena, como el Flavia C, el Fulvia C, el Italia C, el Carla C y el Bianca C, éste último el primero en tener camarotes con balcón.
La llegada de los gemelos Daphne y Danae en los 80, constituye el punto de partida de lo que conocemos como crucero en la actualidad y hace que la compañía se transforme en la definitiva "Costa Crociere". Era el año 1986.
El Andrea y el Enrico marcan la pauta para los actuales cruceros por el Mediterráneo, ya que sus escalas son muy parecidas a las actuales, e incluyen Palma, Túnez, Palermo, Nápoles, Génova y Cannes.
En Barcelona es recordado y querido el Enrico C. ya que hasta 1989 tenía la ciudad como puerto fijo de sus escalas.
Pero no todo fue felicidad para Costa, ya que justo cuando parecía que la industria del crucero iba a tener la importancia y potencia que merecía llegó la crisis del petróleo en 1973 y la burbuja se desinfló durante los dos años siguientes. No fue hasta el 75 que Costa pudo relanzar tímidamente sus cruceros e intentar remontar de nuevo.
El Eugenio C. Era conocido como el "Barco del Futuro", por lo novedoso de su innovadora maquinaria y su diseño elegante y rompedor. También porque "democratiza" el crucero ya que la estructura en tres "clases" desaparece para convertirse en una sola.
En 1994 Costa decide emprender la aventura en el Caribe. Tras comprar a Pearl Cruises, el navío Pearl, de 250 camarotes y unos 500 pasajeros de capacidad, lo destina a Cuba, bautizándolo como Costa Playa. Saliendo desde La Habana, recorría un itinerario que incluía Santiago de Cuba, Montego Bay, Calica y la isla privada de Baja Nipe en República Dominicana. En tan sólo un año 25.000 pasajeros habían disfrutado de la aventura caribeña.
Hubieron cambios en el itinerario, como Isla Juventud o Grand Caiman. Incluía los vuelos incluso, por un total de unas 187.000 ptas de entonces, unos 1124 euros de hoy.
Pero en el año 1996 Carnival adquirió el 58,9 % de las acciones de Costa y por razones ajenas la aventura caribeña finalizó. Costa Playa fue vendido a un armador de Extremo Oriente.
Llega en julio de 2001, desde Carnival, el MS Tropicale que había estado operando en el Caribe. Se construyó en 1981 y ya en 1982 surcaba las turquesas aguas caribeñas. La naviera italiana lo bautiza como Costa Tropicale y navega bajo bandera italiana hasta 2005, momento en que pasa a P&O Cruises Australia como Pacific Star. Para 2008 la compañía lo vende a Pullmantur Cruises que lo bautiza como Ocean Dream y tras la pandemia y el cierre definitivo de la empresa, va a parar a la India, donde es desguazado.
En el año 1995 Holland America Line mandó a construir el MS Westerdam y para ella navegó hasta 2005, momento en que fue alquilado por Costa para realizar cruceros por el Mediterráneo saliendo desde Málaga. El Costa Europa era perfecto para familias, por la gran cantidad de camarotes cuádruples que poseía y un fantástico programa de animación y entretenimiento. En sus 54.000 toneladas cabían 1750 pasajeros que disfrutaban de instalaciones amplias y modernas, piscina cubierta, cinco bares y salones temáticos y tres restaurantes con una enorme variedad de platos. En 2009 pasó a Thomson Cruises por un periodo de diez años, dejando un buen sabor de boca en los cruceristas fieles a Costa.
Se podría decir que el Costa Classica es el último de los grandes navíos clásicos de Costa. Botado en 1993 tras su construcción en el Astillero Fincantieri, aún llevaba el sello decorativo de B&B Italia Marine, elegante y atemporal. A partir de aquí, y durante un tiempo, Joseph Farcus tomaría la dirección artística de los barcos venideros con una decoración colorista y más recargada.
En sus eslora de 220 metros disfrutaban de sus preciosos recorridos 1.700 pasajeros, atendidos exquisitamente por 700 tripulantes que se encargaban de sus 650 cabinas, 450 exteriores y diez suites con balcón. Los cruceristas podían deleitarse en los dos restaurantes y nueves bares, para luego vivir la 'dolce vita' en sus dos piscinas y cuatro jacuzzis.
En el año 1991 se bautizaron dos gemelos, el Costa Marina y el Costa Allegra, que habían sido comprados y remodelados para poder recibir cruceristas. El interior destacaba por una decoración minimalista, con detalles de cristal y arte moderno italiano que nos hacían sentir como si visitáramos una galería en Roma. Presumían de sus nueve cubiertas, siendo la 2 y 3 de camarotes, y la 4 que combinaba las cabinas con un gran atrio de columnas de hermosa decoración. Pero era la cubierta 5 la mejor parte del barco, ya que en ella se encontraba el restaurante principal con su luminoso restaurante de popa con maravillosas vistas al mar.
El Costa Voyager llegó en el 2011 después de pertenecer a varias compañías. Se trataba de un barco joven construido en Hamburgo en el año 2000 para Royal Olympic Cruises, y por ello bautizado como Olympic Voyager.
Con 180 metros de eslora, podía dar servicio a 836 pasajeros y realizar escalas en lugares poco habituales, debido precisamente a su pequeño tamaño y gran velocidad.
En el 2004 fue traspasado a la compañía española Iberojet/Iberocruceros como Grand Voyager. y en ella navegó hasta 2011. En su penúltimo capítulo formó parte de Costa como Costa Voyager, dedicado casi exclusivamente al mercado francés.
Finalmente, pasó a la Bohai Ferry Company por casi 44 millones de dólares adquiriendo el definitivo nombre de Chinese Taishan.
Con sus 28 nudos sigue siendo uno de los barcos de crucero más rápidos del mundo, lo que permitía a los cruceristas mayor tiempo para disfrutar en las escalas y de las excursiones, y su menor tamaño el acceso a puertos no accesibles a naves de mayor calado.