martes, 13 de diciembre de 2022

Canadá, una aventura de Costa a Costa. La Costa Oeste (IV). Vancouver (II)

 Al final de la calle se encuentra el Canada Place, que inicialmente fue muelle de carga y descarga de los trenes del Canadian Pacific para el comercio con Asia, Australia y Nueva Zelanda. También era punto de atraque de los vapores que transportaban pasajeros desde la isla de Vancouver hasta otros puntos de la costa oeste de Canadá hasta 1955.


En el año 1978, se recuperó el lugar con la idea de transformarlo en centro de convenciones, cruceros y hoteles. El primer paso fue levantar el pabellón que representaría al país en la Expo'86 y que llegaría a recibir hasta 5 millones de visitas. Su diseño fue reconocido como uno de los mejores de una nación anfitriona en la historia de las exposiciones mundiales. Hoy es el Centro de Convenciones y Comercio de Vancouver, aparte de terminal de cruceros y hotel.


Como recuerdo permanente de los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010, el gigantesco pebetero de 10 metros de altura hecho de vidrio y aluminio se alza en un costado de Canada Place. Aunque su momento de gloria ya pasó, se enciende de nuevo en ocasiones especiales, sobre todo debido al alto costo que supone, ya que mantenerlo encendido durante cuatro horas cuesta la friolera de 6.400 dólares canadienses.

En el mismo paseo se levanta un curioso monumento, la Orca Digital, que parece salida de un videojuego o incluso de un montaje de Lego. Se instaló en 2009 para recordar el pasado histórico de la zona, construida en aluminio y polvo de vidrio para que pudiera resistir los efectos corrosivos del clima de la costa oeste.

El Vancouver Harbour Flight Centre nació en el seno de la remodelación de la zona del Canada Place para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2010.


Hasta ese momento las casi 10 aerolíneas de hidroaviones existentes operaban desde diversos muelles situados en la costa, de manera autónoma y parcialmente regulada. A partir de esa fecha todas se unificaron en un mismo punto, ofreciendo servicios tanto de paseos turísticos como de transporte de pasajeros a varios punto de la costa como la isla Victoria, Whistler o Nanaimo.


Si seguimos andando por este paseo marítimo nos daremos de bruces con una singular construcción. 
"Light Shed" o en español "Cobertizo de luz", no es una restauración de una estructura tradicional de la zona, sino una escultura del año 2004 de la artista Liz Magor. Eso sí, se inspiró en los antiguos cobertizos para botes que solían situarse en la costa de Vancouver. Éste fue hecho en ligero aluminio y cubierto de pintura luminiscente, para que por la noche emane de él un ligero resplandor que le da un aspecto fantasmagórico.

Seguimos nuestro paseo por la Coal Harbour Marina, con sus enormes yates y embarcaciones de recreo y unos edificios con vistas envidiables.


Dejamos atrás la costa y nos internamos de nuevo en la ciudad.

Edificios con curiosas formas, como la Biblioteca Pública de Vancouver, que recuerda claramente al Coliseo de Roma y que se construyó en 1995.

Y entramos en Chinatown.

La historia del barrio chino de Vancouver tiene raices en común con otros de la misma comunidad de las grandes ciudades canadienses. Inmigrantes que llegaron entre 1886 y 1920 para trabajar en el ferrocarril, se establecieron en lo que era en aquel entonces las afueras de la ciudad y crearon un núcleo poblacional que creció rápidamente, llegando a sumar en poco más de 4 años los 1,000 habitantes.


Su historia puede estudiarse hoy en los grandes edificios de aire oriental que son patrimonio de la ciudad y que incluye varios teatros, datándose el primero de ellos en 1890. La actividad económica se ha diversificado, ya que han surgido galerías de arte oriental, pequeñas empresas de importación y tiendas de alimentación que hacen las delicias de los grandes chefs de Vancouver.



Hay en este barrio un edificio muy especial, tanto que llamó la atención de los editores del libro Guiness de los Records. Se trata del Sam Kee Building, considerado el edificio comercial más estrecho del mundo. En la imagen puede verse a la izquierda.

Con un fondo de apenas metro y medio, la estructura tiene una interesante historia que lo une con la de la comunidad china.
Sam Kee, cuyo verdadero nombre era Chang Toy, compró en 1902 un terreno de unos 10m², que se vio reducido a 1,80m² cuando la ciudad expropió parte de los terrenos para ampliar la calle. Toy apostó con unos amigos que podría construir un edificio que cupiera dentro de su ahora pequeño terreno.
En 1913 ya estaba levantada una estructura que disponía de un local a nivel de calle, un sótano con una peluquería y baño de vapor y un primer piso con dormitorios para alquilar.
Desde 1986 es sede de la "Jack Chow Insurance" y en ocasiones puede visitarse su interior.

Y para terminar nuestro viaje nos acercamos al origen de la ciudad de Vancouver, Gastown.
Su nombre no proviene de la volátil palabra "gas" sino del mote "gassy" de Jack Deighton, capitán inglés de un vapor que abrió una cantina en el lugar. Alrededor de ella creció el puerto marítimo y otros negocios que convirtieron la zona en centro de comercio de la costa oeste. Como todas las ciudades, Vancouver crecía a toda velocidad, y Gastown se había deteriorado con el tiempo, así que fue necesaria la intervención ciudadana para evitar su demolición en 1960. En 2009 se declaró la zona como Sitio Histórico Nacional de Canadá.
De entre todos los edificios destaca el conocido como Hotel Europa, que parece una copia a menor escala del Flatiron neoyorkino.
Sus seis plantas fueron levantadas entre 1908 y 1909, siendo el primer edificio con estructura de hormigón armado construido en Canadá, y el hotel más antiguo a prueba de fuego del Oeste del país.

Pero sin duda, la estrella de Gastown, aparte de su enorme oferta de tiendas de recuerdos, galerías de arte y restaurantes, es el reloj de vapor.
Construido en 1977, aunque parezca más antiguo, con la idea de cubrir una salida de vapor del sistema de calefacción de la ciudad, forma hoy parte del patrimonio de Vancouver y es visita obligada de los turistas que pasean por la zona.
Su mecanismo hace que el vapor escape cada 15 minutos por unos silbatos situados en la parte superior, que reproducen el sonido de las campanas de Westminster en Londres.

Con esta curiosa imagen nos despedimos de un acogedor y precioso país, tan extenso que posee un casi infinito catálogo de hermosos paisajes y magníficas  ciudades duramente levantadas por el hombre. ᐃᐢᑲᐧᔭᐨ  ᐊᑕᒥᐢᑳᑐᐃᐧᐣ iskwayac atamiskâtowin

lunes, 12 de diciembre de 2022

Canadá, una aventura de Costa a Costa. La Costa Oeste (IV). Vancouver (I)

 Y el siguiente día entramos en el destino final de nuestro viaje, Vancouver.

Para conocer esta gigantesca pero encantadora urbe del Oeste de Canadá, nada mejor que empezar con un paseo panorámico por su pulmón verde, Stanley Park.
Son más de 4 km² salpicados de varios puntos de gran interés. Éste y otros lugares están incluidos en el tour por Vancouver

Con unas vistas panorámicas impresionantes, el escenario nos regala imágenes como la Bahia de Burrardy, la Inglesa, el Seawall con su tupido bosque tropical...Podríamos pasar un día entero explorando y no acabaríamos.
Abierto en 1888, el parque es destino favorito de los habitantes de Vancouver y por supuesto, de todo el que visita la ciudad, ya que es el parque urbano más grande del país.

Uno de los puntos más atractivos del parque son los tótems que empezaron a colocarse en su ubicación actual en 1920 y cuyo número fue creciendo hasta mediados de los años 60.


Con el paso de los años, varios de ellos fueron deteriorándose y tuvieron que ser reemplazados a partir de 1980 para conservar su valor histórico.
El último en añadirse fue en 2009, siempre siguiendo la idea principal con la que se tallaron, es decir, la representación histórica de un individuo, una familia o una nación entera. Algunos incluso recuerdan un evento importante u homenajean a un miembro destacable de la tribu.


El tótem, era por buscar una similitud, el escudo de armas de las Primeras Naciones de la Columbia Británica y la parte baja de Alaska, El material favorito para su construcción era el cedro rojo, que al mismo tiempo era resistente y relativamente fácil de tallar.

La simbología más común era la que presentaba al águila como representación del reino del aire, a la ballena del mar, al lobo de la tierra y a la rana como nexo de unión entre la tierra y el mar.

Algunos postes tenían también la función de sostener las vigas de las casas, como este Thunderbird, réplica de un original de principios del siglo XX. Su parte superior presenta la figura de un águila y la inferior un oso grizzly sosteniendo a un humano.


También hay tótems mortuorios, como el del jefe Skedans, con un tablón decorado e la parte superior que incluye una cavidad donde se guardaron las cenizas del jefe.


Del otro lado de esta parte del parque se tiene una panorámica muy interesante de North Vancouver.


Mención especial merece un gigantesco inukshuk, una estructura de piedras apiladas unas encima de otras con varias utilidades posibles.
Fueron los inuit quienes levantaron este tipo de construcciones con el fin de señalar puntos en tierra que les ayudaran en la navegación. 
También podían señalar buenos lugares para la pesca, un escondite de alimentos para el invierno e incluso como elemento conmemorativo que recordara un familiar difunto. 

Salimos de Stanley Park y nos dirigimos a Granville Island.
En principio fue una gran barra de arena, donde acudía el pueblo Salish a cazar y pescar. Era abundante en ciervos, alces, osos y castores, así como patos y peces que incluían lenguados, percas, salmones, ostras, erizos, percas y salmones.
Dedicaron incluso una parte de la superficie a cosechar plantas medicinales y hongos, así como bayas y repollo.

Más tarde con la llegada de la era industrial, su fisonomía cambió radicalmente, para convertirla en zona de aserraderos y otras fábricas.



Una de las mejores maneras de llega a Granville es en uno de los minibarcos que cruzan False Creek

Una vez allí debemos dirigirnos al Mercado Público.

En su interior encontramos innumerables establecimientos de alimentos frescos, delicias gourmet, panaderías y pastelerías, y sobre todo pescados y mariscos.




De nuevo en la ciudad nos disponemos a visitar algunos de sus puntos más atractivos.
Enfilamos Burrard Street, donde pasamos ante la "Fuente de los Pioneros", un precioso bronce de 1969, obra de Tsutakawa.

Quizá el edificio más hermoso de la ciudad sea el Marine Building.

A principios de los años 20 del siglo pasado, Vancouver era una ciudad próspera y de rápido crecimiento. Su baza principal era el puerto, una parada fundamental en la ruta desde América del Sur favorecida por la apertura del Canal de Panamá. Del mismo modo, era parada final de los ferrocarriles que cruzaban el país y llevaban mercancías que luego se cargaban en su puerto.

El capitán de corbeta J.W. Hobbs, promovió la construcción de un edificio que reflejara el esplendor y prosperidad de la ciudad, y sería el centro financiero de Vancouver. Ya que el poderío de la ciudad se basaba en el mar, el rascacielos daría la imagen de un gran peñasco que saldría del mar, adornado con elementos de la flora y fauna marina y embellecido con mármol y oro.

En marzo de 1929 se colocó la primera piedra de una preciosa joya del Art Decó que se completaría en octubre de 1930, y que contaría con 22 magníficos pisos que lo hicieron el edificio más alto de la ciudad hasta 1939.

El exterior se decoró profusamente con los medios de transporte de la época, como zepelines, barcos de vapor, biplanos y trenes. Por supuesto no podía faltar la temática marina, con enormes olas, caballitos de mar, erizos y multitud de peces de distintas especies. La decoración del interior corrió a cargo de John Greed, que luego construiría suntuosos decorados para las superproducciones de Hollywood, lo que nos da pistas del porqué el edificio ha sido elegido como escenario para rodar películas de Marvel, series e incluso fue el lugar de trabajo de Clark Kent en Superman.