Al día siguiente, muy temprano, visitamos el Lago Esmeralda, en el Parque Nacional de Yoho.
Pocos pueden poner en duda que el Lago Esmeralda es el más espectacular del Parque Yoho y uno de los más hermosos de las Montañas Rocosas de Canadá.
Parte de su enorme belleza y atractivo, en un entrono único poblado de decenas de especies vegetales y animales, es el intenso color de sus aguas.
Al igual que muchos de los lagos de la zona, el Esmeralda se alimenta del agua que destilan los glaciares de la zona, que al moverse erosionan la roca bajo ellos y arrastran en sus aguas partículas de blanca roca en su camino a los lagos. Es lo que se conoce como "leche glaciar".
Cuando esta mezcla llega a los lagos, el sedimento de roca queda en suspensión mucho tiempo debido a la densidad orgánica del agua y la luz del sor, al reflejarse le da esos tonos de azul que tanto maravillan al visitante.
Hoy en día el lugar se ha popularizado de tal manera que a su alrededor se han levantado varios pequeños complejos de cabañas que sirven como base para recorrer una preciosa ruta de 5 km que recorre sus orillas.
Muy cerca se encuentra el conocido como Natural Bridge, una formación natural en pleno cauce del río Kicking Horse.
Desde su mirador. el visitante tiene la oportunidad de ver la forma en que la Naturaleza modifica su propia obra gracias a la erosión del agua.
Formada por dos capas de roca, una blanda en la base y otra dura de piedra caliza encima, la inferior perdió consistencia de manera que en la superior empezaron a surgir fisuras que se ensancharon hasta que el flujo del agua corrió entre ellas.
El lugar donde antes las aguas caían en forma de brava cascada, se convirtió en un puente natural para cruzar el río, aunque muy peligroso.
Actualmente, aparte de por su belleza natural, el lugar es conocido por ser el punto de inicio de un popular sendero de excursionismo llamado Kicking Horse Fire Road que recorre un paisaje que incluye el punto de confluencia de tres ríos: el Amiskwi, el Emerald y el Kicking Horse. Es una zona frecuentada también por diversas especies de animales, como alces y ciervos por la riqueza mineral del suelo.
Uno de los destinos más anhelados por los viajeros que visitan Canadá es el Lago Louise.
Se trata de un espectacular lago glaciar, al que se accede por la llamada Carretera de los Campos de Hielo.
Su nombre le fue dado en honor a la Princesa Luisa Carolina Alberta, cuarta hija de la reina Victoria, que también dio nombre a la provincia de Alberta, al ser esposa del Marqués de Lorne, Gobernador General de Canadá.
Del mismo modo que vimos en el Lago Esmeralda, las aguas del Louise deben su color al sedimento de roca que arrastra el agua proveniente del glaciar Lefroy y los dos Victoria, que pueden verse desde las orillas del lago.
Con una superficie de casi un kilómetro cuadrado, este lago situado a 1750 metros de altura, vierte sus aguas en el río Bow. Con un ancho de 500 metros y casi 2 kilómetros de largo, su superficie es perfecta para practicar kayak y remo, no estando permitido el uso de lanchas de motor para evitar la contaminación de las aguas.
En uno de sus costados se construyó a principios del siglo XX el Château Lake Louise un lujoso hotel levantado por la Canada Pacific Railway.
Considerado uno de los lagos más hermosos de Canadá, el Moraine se encuentra a tan sólo 14 kilómetros del Louise.
Su nombre proviene de la palabra morrena, al ser sus aguas el producto de la descongelación de un glaciar al igual que los vistos anteriormente.
Con una superficie de 0,5 km cuadrados y una profundidad de 14 metros es un imán para los senderistas que recorren las varias rutas que lo rodean y que permiten infinidad de perspectivas de la grandiosidad del lago. Como curiosidad, decir que no siempre se encuentran abiertas, ya que dependen de la cantidad de osos grizzly que las frecuenten en verano.
Nos detuvimos en la pequeña población de Lake Louise, que es apenas un conjunto de edificaciones formada por varios hoteles y tiendas, más algunas casas, para tomar un pequeño tentempié compartido con los siempre hambrientos cuervos.
De vuelta a Banff, nos desviamos unos metros antes de llegar a este puente para admirar una maravillosa vista de Castle Mountain desde las orillas del río Bow.
Pasamos la noche en el precioso pueblo de Banff, un lugar delicioso y como suele decirse "de película". Cortado al medio por una espectacular avenida principal bordeada de tiendas y restaurantes, una de las mejores vistas se obtiene desde el final de la misa, concretamente desde los jardines Cascade of Time. En este punto exacto es toda una experiencia ver ponerse el sol mientras la cercana Cascade Mountain va adquiriendo los colores del ocaso.
El espacio está presidido por un edificio singular, el Parks Administration Building.
Construido entre 1935 y 1936, su diseño se debe a Harold Beckett, reconocido arquitecto y paisajista de Ontario.
El resultado fue un precioso ejemplo de arquitectura Neotudor que se integra perfectamente con el paisaje.
Levantado en una época de intenso desarrollo del Parque Nacional, fue uno de los principales hitos en el asentamiento definitivo de Banff, fundada en 1883.
Varias fueron las actividades que dieron riqueza a la zona y a la ciudad, como la extensión del ferrocarril, la minería y los grandes centros madereros. A todo ello se sumó el auge del termalismo como terapia medicinal, teniendo su epicentro en la Banff Hot Springs Reservation.
Para todo ello, este edificio de tres plantas, sirvió de centro administrativo durante décadas, sumergido en un precioso jardín y rodeado de un paisaje montañoso que aumenta su belleza.
Desde el Nancy Paw Bridge se tiene una fantástica panorámica del río del mismo nombre al caer la tarde.
Existe un pequeño lago en el Parque Nacional que recibe pocas visitas, ya que no es uno de los "grandes" y hay que desviarse un poco, salirse de la conocida como Carretera de los Campos de Hielo para poder disfrutarlo, es el lago Herbert.
Una de las peculiaridades de este precioso lago es la claridad y calidez de sus aguas si lo comparamos con los otros del parque. Aquí no se produce el fenómeno de la leche glaciar , por lo que sus aguas son transparentes y menos frías. Por ello, en verano, los pocos visitantes que recibe se atreven a zambullirse en sus aguas poco profundas, que reflejan las montañas que ya vimos en el lago Louise.
También por el camino nos detuvimos frente al glaciar Pata de Cuervo, que se encuentra en la cordillera de Waputik.
Ahora es un poco más difícil ver la forma que le ha dado nombre, ya que el glaciar ha retrocedido bastante desde que fue avistado por primera vez por los primeros exploradores y las Primeras Naciones.
Al principio este glaciar formaba parte del campo de hielo Wapta, con el que ya ha perdido la conexión.
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