sábado, 2 de agosto de 2014

Aragón. Naturaleza y arte (y II)

Comienza una nueva jornada en Tarazona.

La Catedral, construida probablemente sobre una primitiva capilla mozárabe dedicada a la Virgen de la Huerta.


Tarazona. Palacio Episcopal y torre de la Magdalena, construidos sobre la antigua fortaleza de La Zuda. 


La Iglesia de la Magdalena es la antigua catedral y presenta una bella torre de estilo mudéjar
 realizada en 1503.

Unos kilómetros más adelante encontramos Ejea de los Caballeros, con las Torres de la Iglesia de San Salvador. Singular ejemplo de templo-fortaleza característico de la Reconquista, de inconfundible traza por su torre almenada y con garitones de vigía en los ángulos.

 Otra imagen de la Iglesia de San Salvador, que es hoy parroquia principal de la Villa. Es de una sola nave con cabecera poligonal y fue consagrada en 1222.

 Muy cerca encontramos Sádaba, con su castillo situado en la parte más elevada de la villa del mismo nombre, y en actual estado de restauración. Se trata de una obra militar de estilo cisterciense, erigido hacia el año 1223, de planta rectangular y altas murallas con siete airosos torreones, cuatro de ellos en los ángulos, unidos todos por un buen construido adarve.

Dentro del casco urbano destaca la silueta de la Iglesia de Santa María, uno de los mejores ejemplos del gótico aragonés. Es de nave única, ábside poligonal y profundos contrafuertes, con sus partes más interesantes, vista desde fuera en la portada ( del llamado estilo Reyes Católicos) y en la torre. 

Inexcusable es la visita a Sos del Rey Católico. En esta villa nació el Infante Fernando, luego Fernando II, más conocido como el Católico, hijo de Juan de Aragón y Navarra y de Juana Enríquez, el 10 de marzo de 1452.

Uncastillo.- Atardecer en esta villa declarada conjunto histórico- artístico en 1966. La villa existía ya en el siglo X y su castillo fue, durante décadas, pieza clave de la línea ofensiva-defensiva de los cristianos del norte frente a los musulmanes del sur. 

Paisaje del Valle del Broto.

Aínsa.- Torre de la Iglesia. Capital del reino de Sobrarbe durante el medievo, esta ciudad no ha perdido su encanto. La ancha y empedrada plaza mayor está rodeada de soportales de piedra. A un lado se alza la Iglesia de Santa María, consagrada en 1181, y más allá las viejas callejuelas, conducen al castillo. Fruto de su pasado, las calles presentan un marcado toque árabe. 

Seguido nos topamos con Roda de Isábena.- Esta villa fue, hasta la conquista de la taifa musulmana de Lérida, uno de los más importantes y activos obispados de la España cristiana. 


Roda de Isábena.- Posee la catedral más pequeña de España, sorprendente edificio de 1067 con claustro del siglo XII y una capilla con frescos del siglo XIII. 


Preciosa es 
Alquézar. Esta población de origen musulmán atrae la atención por su espectacular emplazamiento. Su principal monumento, la señorial colegiata del siglo XI, aunque reconstruida en el XVI domina un saliente montañoso sobre las extrañas formaciones rocosas del cañón del río  Vero. 

Su nombre deriva de la voz árabe alcázar o fortaleza. Reconquistada por los cristianos en 1065, jugó un papel decisivo en el avance de los primeros monarcas del reino de Aragón hacia el sur musulmán.

Nos vamos ahora a una ciudad más grande, Huesca.

Catedral de Huesca. Portada. Situada en la fachada occidental, la portada principal constituye un destacado ejemplo de la escultura monumental gótica aragonesa. La portada se divide en dos zonas a través de un volado alero o rafe de madera, típico de la arquitectura aragonesa de este momento, 1539, decorado con bellas ménsulas talladas. 

La fachada superior es obra de Juan de Olotzaga en 1513- gótico tardio o flamígero- como continuación y remate de la puerta principal. La torre de planta pentagonal fue concluida en 1423. 

Volvemos al verde más esplendoroso en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Situado en un tramo central del Pirineo Aragonés, al lado de las poblaciones de Broto y Torla, el más conocido de todos los valles pirenaicos está orientado en dirección este- oeste y fue poco a poco moldeado por glaciares formados a lo largo del Cuaternario. Visto desde el fondo, el valle- por donde corre el rio Arazas- presenta un imponente aspecto con elevados escarpes verticales, salpicados de vez en cuando por estrechos rellanos conocidos por el nombre de gradas o fajas. 

Pequeñas setas en el camino de la Ruta de las Cascadas. Los finos y extensos pastizales del valle fueron explotados por los ganados de los valles contiguos desde tiempos inmemoriales. También la abundante caza atrajo a los cazadores de los pueblos del entorno, especialmente desde la profusión de las armas de fuego. 

No es de extrañar, por ello, que cuando los pirineístas franceses y españoles comenzaron a explorar la zona y escalar sus altas cumbres, hubiesen de contar necesariamente con la ayuda de los expertos pastores y cazadores del valle. Fue precisamente un pastor de Bielsa, el que en agosto de 1802, condujo por primera vez a la cumbre del Monte Perdido- considerada entonces la máxima elevación del Pirineo, aún por dominar- a los guías del gran pirineista y científico francés Ramón de Carbonniéres.


 
Sería sin embargo un periodista parisino, Lucién Briet (1860- 1921), el que a través de sus magníficas fotografías divulgaría por todo el mundo la imponente belleza del valle de Ordesa. 

Cascada del Estrecho.- Toda esta zona, entonces de poco más de 2000 ha, fue declarada Parque Nacional en 1918, casi al mismo tiempo que el de Covadonga, siendo así de los primeros en alcanzar tal declaración en todo el país. 

La ruta más sencilla es la que, remontando el curso del Arazas, conduce, a través de una serie de cascadas y de un atractivo bosque de hayas, al sendero de acceso al las gradas de Soaso y, sobre él, la mole imponente del Monte Perdido. 

Cimas del Tobacor. El Parque combina los elementos más espectaculares del paisaje pirenaico. En el corazón del parque hay cuatro cañones glaciares que moldean los grandes macizos calcáreos de las tierras altas, creando simas y farallones formidables. 

El río Arazas, que discurre por arbolados escarpes, ofrece alguna de las rutas más populares. 

Cascada de la Cola de Caballo.- Se trata de un salto de 70 metros, un punto panorámico cerca del extremo norte de la larga pista que bordea el circo de Soaso. 

Circo de Soaso


Nos alojamos en Panticosa, en el Hotel Mediodía. El balneario viviría su auténtica época dorada en la primera mitad del siglo XX, para luego entrar en crisis a partir de los setenta.

A la explanada del balneario se llega casi de sopetón, tras superar la presa construida para retener las aguas del lago glaciar, de una transparencia sorprendente. 

La siguiente jornada comienza en Albarracín.
 Del ayuntamiento parten estrechas y empinadas callejuelas medievales, que tratando de conservar un imperfecto paralelismo con el cañón por el que discurre el río, se van aupando lentamente hacia la zona de los edificios notables. 



Iglesia de Santiago, construida en 1600 por Alonso de Barrio. Al fondo las murallas de la ciudad. 

Llegamos ahora a Teruel.
Su símbolo indiscutible es el Torico, una pequeña escultura de 35 centímetros de largo y 37 de alto, que con sus 55 kilos se alza sobre una columna de piedra. Tan querido que fue bajado de su emplazamiento para protegerlo durante la Guerra Civil. En su plaza se celebra la fiesta de la Vaquilla en julio, momento en que un participante tiene el inmenso honor de colocarle su pañuelo rojo, lo que marca el inicio de las fiestas.

Teruel. Catedral.- En su exterior destaca la esbelta estampa de su torre gótico mudéjar erigida hacia 1257, típico ejemplar de las denominadas torres-puerta.


Cerramos el viaje a Aragón con la Capilla de los Amantes. La leyenda situada en el siglo XIII, nos cuenta que Diego Marcilla marchó a tierra de moros en busca de fortuna, luchando con los almohades andaluces, ante la oposición de los padres de Isabel Segura a concederle la mano de su hija, de la que estaba enamorado desde niño. Transcurridos cinco años ella fue obligada a casarse con un rico hombre local. El día de la boda regresa a Teruel Diego, ya enriquecido. El enamorado, al ser rechazado por su amada cae muerto en la puerta. 


A mitad de las exequias, Isabel, oculta bajo un tupido velo, se acercó al cadáver de su amante y, tras besarle, cayó fulminada junto al féretro. La ciudad entera decidió por unanimidad, que descansaran juntos eternamente los que tanto se habían amado en vida. 

De camino al aeropuerto nos detenemos en Fuendetodos para ver la casa donde nació uno de los aragoneses más insignes, Goya.

Y con el buen sabor de un Aragón que conjuga historia, arte, paisaje y naturaleza, volvemos a casa con la esperanza de volver algún día a disfrutar de una tierra acogedora y única.

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