No hay nada en el mundo que se pueda comparar a un viaje.
Desde que decidimos emprender la aventura ocurren mil cosas y debemos tener
todo a punto para el mágico momento en que la iniciemos, desde elegir las
fechas, encontrar los vuelos o hacer una selección de los puntos más
importantes que el destino al que nos dirigimos tiene para ofrecernos, hasta
que finalmente aterrizamos llenos de ilusión y expectativas.
Pero sin duda uno de los puntos de esa preparación que más
quebraderos de cabeza trae es el alojamiento. Lo primero que viene a la cabeza
del viajero es un hotel, lo más céntrico posible, que nos proporcione las
comodidades (básicas o de lujo) que más nos convengan y sobre todo con una
perfecta relación calidad-precio.
No niego que esa sea una buena opción, pero para mí no es la
preferente. Aunque sigo utilizando hoteles en algunos destinos, ya llevo años
viajando de otra forma y les puedo asegurar que cada día estoy más satisfecho
de hacerlo.
Lejos de la frialdad de algunos hoteles y edificios de
apartamentos, se abrió ante mí un mundo de posibilidades cuando entré por
primera vez en páginas web que ofertaban casas o habitaciones que sus dueños
ponían enteramente a disposición de los viajeros, para hacer que se sintieran
como en su propia casa, liberados de la rigidez y las sorpresas que significaba
hacer una reserva en cualquier establecimiento hotelero alrededor del mundo.
La oferta fue creciendo, y cada vez que iba a emprender un
viaje consultaba portales como Homeaway, Booking o Wimdu durante horas,
seleccionando aquellas propiedades que más me interesaban. Encontré auténticas
maravillas como las que muestro en este post: un estupendo chalet junto al mar
en Isla Mauricio, una villa privada en Bali que se convirtió en nuestro pequeño
paraíso, una habitación privada en pleno centro de Londres, un bungalow
tranquilo y aislado en Menorca... La experiencia siempre era positiva y enriquecedora,
a pocas horas de llegar nos sentíamos como en casa y cuando llegaba el momento
de marchar mirábamos atrás y no podíamos evitar una lágrima de tristeza.
Y es que este tipo de alojamientos nos ofrece todo lo que
podamos desear, como elegir su situación, el número de habitaciones, la temporada…
e incluso sus dueños pueden gestionarnos reservas de coche, restaurantes o
atracciones que visitar.
Ahora todas esas horas que empleaba en buscar estos pequeños
tesoros se han reducido y simplificado con la llegada de Hundred Rooms, el más
potente y fiable buscador de alojamientos que podemos encontrar en la red.
Elige entre más de 100 webs distintas y nos presenta las opciones que más se
adaptan a nuestro presupuesto y gustos en cuestión de segundos. Su fiabilidad
es absoluta y sus filtros nos permiten afinar nuestra búsqueda hasta encontrar
el alojamiento perfecto.
Con Hundred Rooms tendremos la certeza y la seguridad de que
vamos a sentirnos cómodos y que nuestro alojamiento va a cumplir todas nuestras
expectativas, sin sorpresas desagradables y siempre de manera fiable y sobre
todo cómoda.
Es tan fácil como entrar en https://www.hundredrooms.com y elegir el
destino, la fecha y cuantas personas van a disfrutar de la experiencia viajera.
En pocos segundo tendremos un abanico de posibilidades que nos ahorrarán tiempo
y dinero a la hora de escoger alojamiento.
Sin duda se está produciendo un cambio revolucionario en la
esfera de los viajes y Hundred Rooms es la mejor herramienta para encontrar el
alojamiento perfecto y hacernos ahorrar tiempo y dinero. Prueben y verán como
repiten..