viernes, 4 de julio de 2014

Gran Canaria Wellness 2 (y IV)

Gran Canaria es, como todos sabemos un destino turístico de primer orden que nos ofrece no solo sol y playa, sino multitud de actividades que harán de nuestra estancia en la isla una experiencia inolvidable.
Y Luis Molina Watersport es sin duda uno de los referentes a la hora de pasar un buen rato de diversión activa mientras disfrutamos del mar, de la brisa y del sol.


Con un enorme abanico de posibilidades que incluyen el Jet Ski, el wakeboard, el esquí acuático, el parasailing -que permite contemplar una espectacular vista aérea de la costa-, la divertida banana o el rápido donut, pasando por el más relajado pedal, la navegación a vela en el Hobie Cat o el Sail Boat, el clásico windsurf, la lancha a motor o el tranquilo kayak, Luis Molina es capaz de brindarnos horas de divertimento a un precio razonable y con todas las garantías de seguridad y tranquilidad.


Después de una jornada intensa, nosotros nos decidimos por conocer la costa de cerca con un kayak. Instruidos sobre el manejo de la embarcación y vigilados y en todo momento por los profesionales empleados de la empresa, disfrutamos de una hora de relajada navegación con el único motor de nuestros brazos, que nos permitió acercarnos a rincones del litoral de la zona a los que de otra manera no podríamos acceder.








Para otra ocasión dejaremos probar las fantásticas motos de agua o la navegación a vela, que siempre me ha atraído y que a buen seguro podremos disfrutar en el entorno seguro, profesional y divertido que nos ofrece Luis Molina Watersport en Anfi del Mar.

Canary Water Sports nos ofrece una extensa variedad de actividades acuáticas para que podamos pasar unas vacaciones diferentes y para los que buscan algo más que sol y relax. Y diversión asegurada, con la ventaja de poder disfrutar sólo, con pareja o con un grupo de amigos.
Durante el Gran Canaria Wellness2, fuimos amablemente invitados por Gran Canaria Blue Canary Water Sports a disfrutar de un día muy especial, del que siempre guardaremos un recuerdo de lo más emocionante.
Al llegar al muelle de Puerto Rico, donde está ubicado el centro de operaciones de la empresa, nos recibió Triin, una guapísima joven estona, que en perfecto español y con una preciosa sonrisa nos dio la bienvenida y nos explicó detalladamente las actividades que íbamos a realizar, poniendo énfasis en que todas ellas eran muy seguras y que contaban con todas las medidas necesarias para su disfrute con total tranquilidad y seguridad. Así que ahora sólo quedaba pasarlo muy bien y descargar la adrenalina y el stress...






El primer plato iba a ser el parasailing. Para ello, uno de los compañeros de Triin nos recogió en una barca con popa ampliada para llevarnos hasta alta mar. Protegidos de cualquier peligro gracias a los chalecos salvavidas que llevamos en todo momento, llegamos al lugar convenido y nos pusimos los arneses de vuelo.






A partir de aquí, todo fueron sonrisas en nuestras caras y ganas de quedarnos arriba mucho más tiempo.
Muy suavemente, nuestros pies fueron dejando de tocar la embarcación y empezamos a elevarnos hasta llegar a una altura considerable. Desde allí pudimos, durante al menos 15 minutos, disfrutar, cómodamente sentados en nuestros arneses, de la maravillosa vista como lo haría un ave marina.


La preciosa costa del sur de Gran Canaria se extendía a nuestros pies, mientras un silencio absoluto nos envolvía, roto sólo por las exclamaciones de asombro y alegría que salían de nuestras entusiasmadas bocas.
Y claro, cuando ya empezamos a sentir que llevábamos volando toda una vida, disfrutando del aire puro y del mar, llegó el momento de bajar, no sin antes dejar de sentir la caída libre, ya que la motora se detiene momentáneamente y nos deja sueltos para volver a elevarnos cuando tocamos el agua... ¡Qué sensación!










Volvimos a tierra para continuar con la siguiente actividad, la moto de agua o Jet Ski
Ya había montado en una ocasión anterior, pero sólo y con un poco de aprensión por ser la primera vez. En esta ocasión, fui de copiloto, y puedo asegurarles que la experiencia fue inolvidable.


Volvimos a salir del mismo lugar en tierra para tomar otra embarcación que nos llevó a una plataforma en alta mar desde donde empezaría nuestra nueva aventura.


Y sobre esta plataforma hay mucho que hablar. Un ingenioso sistema y diseño, permite que la estructura se mantenga flotando y anclada para servir como base para las operaciones de las motos de agua. No sólo funciona como puesto de observación y vigilancia de los instructores de jet-ski, sino que también lo hace de estacionamiento de las máquinas, siempre preparadas para su uso, y como estación de repostaje. Todas estas características constituyen un ahorro de tiempo y de combustible para la empresa y los clientes. Una genial idea del propietario para tener todo en perfectas condiciones para el cliente.
Así que llegamos a la base y allí subimos a una potentísima y enorme moto de agua.


Tras indicarnos el circuito de seguridad por donde debíamos navegar, el instructor nos explicó el funcionamiento y las precauciones que debíamos tener con la moto, para que viviéramos una experiencia inolvidable con todas las garantías de seguridad.


Durante media hora cabalgamos sobre las olas con total libertad, dando rienda suelta a nuestra adrenalina y viviendo la emoción de sentir cómo la máquina sobre la que estábamos respondía perfectamente a nuestros giros y cambios de velocidad.
La experiencia de sentir el agua y la brisa del mar en nuestra cara fue inolvidable. Y de aquí volvimos a tierra a por la tercera experiencia.
Para el final quedó la gran novedad, el plato fuerte, El Diablo o Jet Boat.


El Diablo es una motora de altísima potencia ( 850 caballos) traída directamente por el propietario, Mahy, desde Nueva Zelanda, donde causa sensación desde hace varios años.


Con una capacidad para unas 16 personas, la gran lancha empieza su recorrido como cualquier otra, despacio y sin prisas, pero de repente nos indica el conductor que nos agarremos bien fuerte a las barras y que pongamos los pies firmes en el suelo. Unos segundos después, la velocidad aumenta de forma endiablada hasta llegar a los 110 kilómetros por hora y un giro de 180 º, que levanta una enorme ola que cae directamente sobre nosotros, nos toma por sorpresa.


Continúa el recorrido a toda velocidad y repite la maniobra una y otra vez hasta que estamos completamente empapados en agua salada.


Aunque en todo momento nos ha advertido de los giros y vueltas, no por ello nos deja de sorprender y divertir las sensaciones que nos proporciona El Diablo.
Sin duda es un 'must', algo que hay que probar al menos una vez en la vida.





Y como todo en el mundo, la diversión tocó a su fin, pero no las sorpresas, ya que Triin nos tenía preparado un CD con fotografías de las tres experiencias donde nosotros éramos los auténticos protagonistas. Un detalle excepcional para poner punto y aparte ( ya que repetiremos para probar el jetovator) a la enorme oferta de diversión que nos ofrece Canary Water Sports en Puerto Rico, y la maravillosa isla de Gran Canaria.

jueves, 3 de julio de 2014

Gran Canaria Wellness 2 (III)

Como si de un precioso secreto se tratara, el Seaside Grand Hotel Residencia de la cadena Seaside Hoteles parece estar escondido tras los muros de piedra, a salvo de miradas indiscretas, preservando la intimidad de los afortunados huéspedes que lo han elegido como un oasis de tranquilidad y lujo en la Costa de Gran Canaria.












De la mano de la encantadora Ulla, del Departamento de Sales & Marketing de Seaside Hotels, entramos en el recinto y lo primero que vemos es un vano de piedra, sencillo pero elegante, con el nombre del hotel que será durante unos días nuestro particular paraíso en la isla. Miembro del prestigioso grupo The Leading Hotels, la discreta entrada apenas puede esconder las maravillas que estamos a punto de descubrir.












Nada más entrar nos sumergimos en el mundo del lujo y la elegancia que sólo Seaside es capaz de ofrecer.
La recepción, pequeña y exclusiva, ya nos da a entender que no se trata de un hotel masificado, muy al contrario, sólo lo selecto, lo especial y las personas que pueden y quieren disfrutarlo tienen cabida aquí.
Un amabilísimo personal de recepción nos sonríe y nos da la bienvenida para hacernos sentir parte esencial del estilo de vacaciones y placer que el Grand Hotel Residencia nos tiene preparado.
Justo enfrente se abre un espacio único, iluminado por un techo de cristal que deja pasar la cantidad de luz justa para que quien lo desee pueda sentarse en los cómodos sillones a charlar, leer un buen libro o disfrutar del sonido del agua en la fuente. A su alrededor varias tiendas de artículos selectos nos invitan a hacer algunas compras para completar nuestro equipaje de vuelta.
A continuación, y ya entrando al corazón del hotel, varios salones, elegantemente decorados en lujoso " English Country Style", con cómodos sofás, sillones y muebles forrados en exquisitas telas, mesas de nobles maderas y pequeños detalles de muy buen gusto que salpican las grandes estancias y las pequeñas salas de juego y biblioteca (con acceso a Internet).




Arriba encontramos el gran comedor con una terraza que da a la piscina y donde ya, desde lejos, el aroma de la cocina captura nuestros sentidos, haciendo que irremediablemente encaminemos nuestros pasos hacia el sencillo y elegante espacio.




Tal y como ocurrió en el Seaside Palm Beach, quedamos absolutamente prendados de una cocina delicada y llena de infinitos y sutiles sabores.

De aquí pasamos a las habitaciones.






Por un lado las dobles, con un acertadísimo diseño de Alberto Pinto que conjuga el buen gusto con los muebles de la más alta calidad, un enorme televisor de pantalla plana Loewe, un lector de cd y dvd, los siempre agradecidos detalles de la fruta, el agua y el periódico diarios, y las amenities del baño de la prestigiosa marca L'Occitane.




Por otro las suites, masters y Presidencial, con las mismas características pero esta vez con la marca Bulgari como referencia en el baño y con una estupenda bañera de hidromasaje.










El Wellness Center es otro mundo. Un mundo de elegancia superior, de tranquilidad y armonía, no sólo por la paz que se respira, por la luz matizada y evidentemente los tratamientos de belleza y lujo que ofrece (los productos son de Natura Bissé), sino también por la decoración, que nos regala un viaje por los lugares más exóticos del mundo. Desde las cabinas de hidromasaje de clara influencia africana, pasando por el refinamiento oriental con aires árabes de los baños de vapor o la sencillez del más puro estilo minimalista europeo con una predominancia de colores muy cálidos y de maderas nobles.


En él podemos disfrutar de tratamientos como el baño turco en el Hamam para una limpieza profunda de la piel y, después, un masaje relajante con aceite de sésamo para su cuidado, o el Diamond Magnetic, una piel brillante por medio de un peeling de polvo de diamantes y una fantástica terapia magnética con masaje revitalizante, o quizá prefiramos un tratamiento de recuperación y cuidado, compuesto de un Rasul Oriental, envoltura con crema de Caviar, Shiatsu, tratamiento facial “Hydro-Power” para acabar con el Pantai-Luar.








Cuenta con una piscina salada y climatizada a 30 C°, sauna de vapor, sauna, cueva de sal, fuente de hielo y una ducha de sensaciones.











Sin duda es la guinda que corona el riquísimo pastel del Seaside Grand Hotel Residencia.

Pero eso no es todo. Antes de acabar citar otras dos cartas ganadoras: Una es la enorme y preciosa piscina que es el centro del pequeño y exclusivo complejo, de forma sinuosa y atractiva, cruzada por puentes y con fácil acceso para todos los huéspedes, rodeada de amplias zonas de tumbonas y un bar donde encontrar un poco de sombra mientras tomamos un delicioso combinado o una copa de su excelente vino o el delicado champán que guarda el hotel para disfrute de sus clientes.




La otra carta de oro es la cantidad de zonas verdes y arboladas que dan frescura y privacidad a los espacios comunes y sobre todo los pequeños y exclusivos edificios de estilo canario que componen el hotel.

Creo que poco más queda por decir. Es tan especial que hay que visitarlo y vivir su experiencia de lujo. Allí nos vemos..

Si ya de por sí el Gloria Palace Royal Hotel & Spa es un hotel espectacularmente único por su calidad, arquitectura y emplazamiento sobre la Playa Amadores, en Gran Canaria, el restaurante Kaia, digno hijo de su progenitor el Gorbea, llega al culmen, a la cima de la exquisitez por su gastronomía, su servicio y como no, por sus vistas.
Y es que cenar en el Kaia es una experiencia extraordinaria.


Nada más entrar en el luminoso vestíbulo del hotel, nos dirigimos hacia el ascensor panorámico que nos baja al restaurante. Mientras la máquina de cristal desciende, vemos ponerse el sol sobre la rubia arena de la playa de Amadores. Una preciosa luz pinta el hotel y lo hace más hermoso aún, como un afortunado augurio de la deliciosa cena que nos espera en el Kaia.


Nos reciben como auténticos reyes, y este trato se prolonga durante toda la velada, gracias a dos profesionales camareros que se desviven por satisfacer cualquier deseo que tengamos e informarnos sobre la procedencia, composición y elaboración de cada uno de los platos de la selecta carta.


Así, y después de disfrutar de una mesa preparada y decorada exclusivamente para nuestra visita de una manera muy original y refinada, empezamos a abrir boca con un aceite de ajo y uno de café que de manera suave y apetitosa sirvieron de introducción a las delicias que íbamos a disfrutar.
Los amables asistentes de nuestra mesa nos informaron detalladamente de los platos que componían la carta de tal manera, que con cada explicación se nos abría aún más el apetito y las ansias de probarlo todo.


Pero claro, entre una carta con platos tan suculentos y atrayentes como el carpaccio de piña, la sopa de pescado de roca, la crema fría de aguacate, los tallarines negros de sepia, una dorada braseada crujiente, el ragú de solomillo de vieiras, el magret de pato, la suprema de pollo de campo, o el bavaroise de maracuyá y las peras confitadas o para los foráneos que gustan de terminar la cena de manera diferente unos exquisitos quesos grancanarios, tuvimos que rendirnos a la evidencia de que necesitábamos un poco de consejo.


Así que finalmente, y tras refrescar nuestra boca con un fantástico mojito sin alcohol, nos decidimos por un delicioso sorbete de frutos rojos, al que siguió una ensalada de mango con aguacate y langostinos a la vinagreta de tomate con albahaca, luego los sabores cambiaron directamente a la exquisitez y fuerte personalidad de una milhoja de foie gras con manzanas braseadas al queso de cabra caliente y miel de caña perfumada con mistela.


La cena llegó a su máxima expresión regalándonos sorpresas como la delicada y deliciosa lubina con compota de tomate dulce al orégano guarnecido y la fina salsa de champagne, endulzando el final de la cena con un maravilloso mousse de chocolate negro y salsa de chocolate blanco que me transportó a mi querida Suiza, ya que la premiada repostera tiene su origen en el país alpino, más un Gin Tonic helado con sorbete de limón y jugo de cítricos que puso el refrescante punto y final a la experiencia cautivadora y única de una cena en el Restaurante Kaia en Gloria Palace Royal Hotel & Spa en Amadores, Gran Canaria.



No quisiera acabar este exclusivo rincón sin volver a recalcar la amabilidad del personal del restaurante que en todo momento se desvivió por atendernos y satisfacer nuestra curiosidad gastronómica de manera muy profesional y por supuesto volver a ensalzar la altísima calidad de los ingredientes utilizados en la elaboración de los platos, así como el exquisito, sabroso y elegante resultado que llenó nuestra mesa, nuestro paladar y nuestros corazones.
Tan pronto como volvamos a Gran Canaria reservaré mesa de nuevo en el Kaia. Tenemos tantas delicias que probar...