¿Existe algo más hermoso que contar historias? ¿Hay algo más apasionante que relatar leyendas? ¿Quién puede resistirse a viajar con la imaginación?
Estas tres preguntas fueron la base para crear mi blog de viajes El Vuelo de Hermes. Quería compartir con quien quisiera leerme mi pasión por los viajes, contar lo que había sentido, visto, oído en mis viajes por el mundo. No por presumir, ni por crear envidias (aunque fueran de las buenas), sino por el ánimo de ayudar a otros viajeros a preparar su viaje, a darles una entradilla de lo que iban a ver, como un avance. Pronto, muchos de mis lectores me dijeron que ya que no podían viajar por razones económicas o familiares, lo hacían gracias a mi blog, a lo que yo escribía y a las fotos que acompañaban mis palabras.
Así, y casi por casualidad empezaron a conocerme primero a nivel insular, en mi isla, Tenerife, y surgieron las primeras entrevistas, como la que realicé sobre cruceros en Radio Isla.
Más adelante, fue el muñeco Stabri Monogo, otro gran viajero que me acompañó en muchos destinos y de nuevo los viajes que había escrito en mi blog, los que me llevaron a otro programa en la Cadena Ser. Esta vez sería para hablar de nuestros viajes juntos ya que en unos días nos íbamos de crucero al Caribe y luego a Puerto Rico y Suiza.
Y por fin llegó mi gran momento, la oportunidad de oro que apareció en mi vida sin esperarlo.
David Sierra, de Radio Nacional de España, se puso en contacto conmigo para que hiciera una serie de programas que se escucharía a nivel nacional e internacional en su programa "Esto me suena, verano", en 2019.
Y ahí estaba yo, sentado solo, por primera vez ante un micrófono, sin un interlocutor frente a mí, sin un referente físico, tan solo una voz, que desde el otro lado de mis auriculares había apostado por mí sin conocerme apenas. Teniendo en cuenta que David me había llamado para participar en su programa como colaborador, después de tan sólo un par de conversaciones por teléfono, de un intercambio de impresiones...imponía.
Y ahí estaba yo de nuevo, sentado frente al micrófono, feliz como una perdiz, como suele decirse. Otra temporada más dando rienda suelta a mi gran pasión, haciendo viajar a mis oyentes. Era pura magia...
Otra vez triste. Pero bueno, la esperanza es lo último que se pierde y no dejo de pensar en que seguramente muy pronto podrá volverme a sonreír la fortuna y de nuevo El Vuelo de Hermes alzará sus alas y viajará por las ondas hasta quien desee escucharlo, gracias a la inigualable magia de la radio.