martes, 2 de junio de 2020

Vietnam, la sonrisa del dragón (I) Hanoi, segunda parte.

Bordeamos el lago en dirección de nuestro siguiente punto de interés.



El Templo de Quán Thánh.
Su nombre significa " El Lugar de los Dioses" y es uno de los cuatro templos más sagrados de Hanoi, que se levantaron en los puntos cardinales para proteger la ciudad de los genios maléficos de Taoismo.



Dedicado a Xuan Wu o Tran Vu ( Dios del Norte), el templo ha sido restaurado y modificado a lo largo de los siglos, para seguir albergando la famosa escultura en bronce de Tran Vu de casi 4 metros de altura y 4.000 kg de peso.



La totalidad del templo presenta escritura en chino, ya que la civilización china dominó Vietnam durante más de 1.000 años.


Es sobre todo un templo de carácter militar, de defensa, y pueden verse figuras, armas, ropa, y símbolos relacionados con la élite y los héroes nacionales.



De aquí nos damos un salto andando hasta el centro del poder de Hanoi, el Palacio Presidencial, edificio levantado en 1906 y recientemente restaurado, que fue en sus inicios el palacio del gobernador general de Indochina y hoy se dedica casi exclusivamente a recepciones oficiales.

A su izquierda encontramos un inmensa explanada que alberga varios parques, edificios gubernamentales y sobre todo el objetivo de todo vietnamita ( y viajero de allende los mares) que visite Hanoi, estamos hablando del Mausoleo de Ho Chi Minh.

Tal y como hicieron con Lenin y Stalin en su momento, los adjuntos al líder vietnamita quisieron que su cuerpo permaneciera incorrupto ( en la medida de lo posible) para toda la eternidad, con el fin de que el pueblo siguiera la estela de su luz a lo largo de la historia y le sirviera de inspiración en el fortalecimiento de sus ideales. Para ello mandaron conservarlo con el mismo aspecto que cuando murió y custodiarlo en una urna de cristal. Lo gracioso de todo esto, es que el humilde gobernante tan sólo quería que lo incineraran y dispersaran sus cenizas por el río Mekong...pero ya se sabe que la política manda sobre los deseos de los difuntos.

Así que levantaron una mole digna de todo un líder, sin olvidar las referencias a las casas rurales tradicionales del país, aunque a nosotros nos parezca un sencillo aunque imponente cubo de hormigón y columnas de granito.

Son nada menos que 21 metros de alto y 41 de ancho de construcción los que reposan sobre la fría sala donde está encerrado el cuerpo del líder durante todo el año, menos los tres meses que pasa fuera, en Moscú, para su conservación, como todo cuerpo que quiera durar eternamente.

Tuvimos la suerte de llegar a tiempo para presenciar la ceremonia del cambio de guardia en el exterior del mausoleo, que se desarrolla con la misma pompa y ceremonia que en cualquier palacio del mundo.




Para terminar la visita, decir que hay que hacer horas de cola para poder ver apenas unos segundos la cara del líder vietnamita, por eso he tomado esta imagen prestada para hacernos una idea de cómo es.


Antes de comer nos vamos a visitar el Templo del Pilar Único. 




Esta famosa pagoda fue mandada a construir por el emperador Ly Thai en el siglo XI, como agradecimiento a la diosa de la clemencia Quan The, por la señal que le envió en sueños para que se casara con una joven campesina que sería madre del futuro heredero del imperio.

Sus arquitectos ingeniaron entonces una pagoda de madera que se eleva sobre un pilar de piedra a semejanza de una flor de loto que se abre al sol, como símbolo de pureza y esperanza que surge de un lago oscuro que representaría la tristeza.

La que ahora vemos es una reconstrucción realizada con toda fidelidad por el gobierno vietnamita que sucedió al francés, ya que éste decidió destruirla antes de abandonar el país en 1954.

Si subimos las escalinatas de piedra que unen la pagoda con tierra firme, encontraremos un pequeño pero hermoso altar en honor a Buda, y no es extraño ver a parejas jóvenes acercarse para ser bendecidas con la "fortuna" de tener muchos hijos. A cambio, por supuesto deben llevar abundante incienso y la fruta más dulce.

Inmediatamente nos fuimos a comer a un restaurante en pleno Barrio Antiguo de Hanoi, su nombre Rue Lamblot Restaurant & Café.
Arquitectónicamente el restaurante era una delicia, un edificio en el más puro estilo colonial francés con abundante decoración "art decó", sin embargo la comida, aunque no estaba mal, pasó desapercibida. Eso sí, las cervezas el triple que en un restaurante menos pretencioso y los cafés ( Vietnam es el mayor productor de Asia) a precios prohibitivos, el doble que las cervezas.

Una ensalada de verduras fresca, piña y cacahuetes

Rollitos de verdura fritos

Gambas rebozadas fritas

Verduras con pollo y anacardos

Y con las fuerzas renovadas continuamos las visitas, esta vez deteniéndonos en la Catedral de San José.

Resulta curiosísimo el contraste entre el ambiente tan modernamente oriental, abigarrado, colorista y heterogéneo que gobierna el Barrio Antiguo de la ciudad y ésta mole de aire medieval que preside una pequeña plaza que parece un oasis de silencio dentro del caos de Hanoi.
San José parece muy antigua, con sus paredes negras no por la edad, sino por la polución, sus aires de dama francesa y sus torres que pretenden emular a Notre Dame de París. Sin embargo fue edificada en 1886 en estilo neogótico para servir de archidiócesis de los más de 4 millones de católicos del país y dedicada a San José, santo patrono de Indochina. Cada torre mide 31 metros de altura y tiene cinco campanas.
No se puede entrar por la puerta central, que permanece siempre cerrada excepto en ocasiones especiales, sino que tendremos que rodear la catedral y entrar por una pequeña puerta lateral, frente al Museo Diocesano.
Ya en su interior, lo que más sorprende son sus magníficas vidrieras, hechas en Francia y transportadas hasta Vietnam. 


Es muy interesante ver la manera en que se combinan los elementos decorativos del neogótico con los colores y formas de la arquitectura vietnamita, sobre todo los propios de la zona de Hué.





Y seguimos el paseo por el Barrio Antiguo. 
Explorar este intrincado laberinto de calles es realmente fascinante, sobre todo porque está lleno de las llamadas "casas tubo, o túnel", llamadas así por ser alargadas y estrechas para pagar menos impuestos que gravan los edificios según el ancho de sus fachadas. Aunque esto es tónica y uso habitual en todo el país, es en Hanoi donde más se aprecia esta particular forma de construir las casas y edificios. 

Aunque hayan pasado más de mil años de historia, éste barrio de la antigua Hanoi sigue siendo uno de los lugares más animados y sorprendentes de todo Vietnam. 
Como sorprendente es ver a este señor trepado en una escalera intentando leer o reparar un contador de luz, en una ciudad en la que los "enganches" ilegales forman parte de los adornos de la ciudad. 


Los 36 gremios de Hanoi se establecieron definitivamente en este barrio, vendiendo velas, banderas, seda, bordados, lacas, pinturas... Hoy a toda esta oferta, que se ha diversificado y contaminado un poco por el turismo, se han unido los vendedores ambulantes que aprovechan el tirón para intentar ganarse la vida.


Es una buena zona para las primeras compras de textil y calzado, y por las noches sus bares se ponen a reventar, sobre todo si televisan fútbol, del que los vietnamitas son auténticos apasionados.

Teníamos que hacer tiempo para la última visita del día, el Teatro de Marionetas sobre el Agua, así que nos fuimos a tomar un café típico al fabuloso Coffee Club en la plaza Dong Kinh Nghia Thuc, que es el centro neurálgico de la modernidad de Hanoi. Desde cuya terraza se disfruta de unas maravillosas vistas del lago Hoam Kiem y del caos circulatorio de la ciudad.                              



Y aquí probamos el famoso café con huevo de Hanoi. Se trata de un café al que se añade yema de huevo, azúcar, leche condensada y se corona con la clara batida. Su origen está en los años cincuenta del siglo pasado, cuando la escasez de leche hizo funcionar la imaginación de un empresario de la ciudad. Hoy es fundamental e imprescindible en la carta de cualquier cafetería de la ciudad.

Y nos vamos al teatro para acabar el día.
Este fascinante arte, con más de mil años de antigüedad, tuvo su origen en los campos inundados de arroz, como una manera de entretenimiento para los campesinos entre cosecha y cosecha. Durante las lluvias, tallaban en madera de higuera, que es altamente resistente al agua, marionetas con formas familiares, inspiradas en leyendas y cuentos populares. Héroes, dragones, unicornios...todo tenia cabida en este teatro colorido y con gran profusión de música popular. Suele estar muy concurrido por vietnamitas y turistas por lo que aconsejo comprar las entradas con antelación en el enlace espectáculo de marionetas de agua

Nos contaron que cada títere puede durar hasta cuatro meses antes de que la madera se hinche y se rompa, y que llegan a pesar 15 kilos. Su funcionamiento se mantuvo en secreto durante siglos y se transmitía de padres a hijos.
La representación es la misma en cada función: varias estampas que escenifican leyendas e historias populares, como la lucha entre el pescador y su presa, dragones que escupen fuego y humo, el arado y la siembra del arroz, el baile del Fénix, e incluso una regata con varias barcas en feroz competición.
Todo un espectáculo que merece la pena ver por su colorido, originalidad y por ser único en el mundo.

Y con esto nos retiramos al hotel, ya que al día siguiente teníamos cita con el espectacular paisaje de Ha Long Bay!

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