Rheinland Bremen
En la llamada casa de San Pedro, construida entre 1923 y1926 con la idea de convertirse en el mejor restaurante de Bremen, encontramos este local que pertenece a la pequeña franquicia alemana Ständige Vertretung. En su arquitectura con ventanales, frontones y arcadas, combina el estilo de casa de campo inglesa con elementos tradicionales hanseáticos.
Centenares de fotografías de personajes famosos que han visitado el restaurante, objetos procedentes de toda Alemania, recortes de periódicos y toda la parafernalia germana que las paredes puedan aguantar, sirven de decorado a este local que ofrece comida típica alemana en medio del laberinto de Böttcherstrasse.
Aunque sólo paramos para tomar un café, nos dio tiempo de leer la carta, y sinceramente la vimos un poco dirigida al turismo, así que preferimos investigar el restaurante desde el punto de vista decorativo, y les puedo asegurar que no tiene desperdicio. Entren y verán.
El paseo fluvial del Weser
El paseo y embarcadero localizado justo debajo de la Iglesia de San Martín, es el muelle para los barcos que traen mercancías y pasajeros a la ciudad de Bremen.
Y así ha sido desde el 1.200, cuando el llamado Schlachte era el único lugar donde podían atracar los barcos para descargar bienes en Bremen. Con la llegada de los grandes naves de mayor calado, el muelle cayó en desuso como gran puerto. Para llegar a ellas desde el casco o viceversa y teniendo en cuenta de que el muelle estaba fuera de las murallas de la ciudad, sólo podía usarse el camino que formaban calles como la Böttcher de la que ya hemos hablado.
Poco a poco cayó en el abandono, hasta el año 2.000, momento en el que se rediseñó todo el entorno del río y las calles aledañas para la Expo. Hoy, uno de los corazones y pulmones de la ciudad es este muelle y su paseo, donde los bremenses acuden a pasear, comer, beber o simplemente festejar la victoria de sus equipos deportivos.
Para quien tenga tiempo suficiente, se ofrecen paseos por el río en veleros e incluso barcos con bastante historia, que han sido restaurados para uso y disfrute de los visitantes.
La iglesia de San Juan
La iglesia de San Juan es la más pequeña, la más moderna y la más pintoresca de las cuatro iglesias parroquiales de la ciudad.
Construida sobre una capilla anterior que databa de 1229, los franciscanos levantaron una iglesia gótica alrededor de 1380 en el Schnoorviertel de hoy. El dinero provino principalmente de las numerosas donaciones que los ricos comerciantes de la ciudad entregaron tras la epidemia de peste que asoló Europa, en la que murieron siete mil bremenses.
Como signo de pobreza y simplicidad que caracteriza la orden, no tiene torre, sino una torrecilla con pequeñas campanas. En el transcurso de la Reforma, el monasterio se derriba en 1523 y el templo, que queda en pie, se usa entonces como almacén.
En 1816, el consejo de la ciudad entrega el edificio en estado de semirruina a los católicos y después de una renovación espectacular, se vuelve a abrir en 1823 como iglesia. La fachada muestra la belleza cruda del ladrillo gótico característico del norte de Alemania, con unas vidrieras que tras ser reformadas y en muchos casos sustituidas representan a santos del área de Bremen, así como a otros santos importantes, por ejemplo, el patrón de la iglesia, San Juan.
Schnoor
Por fin hemos llegado al barrio más antiguo que se conserva en Bremen y fue en 1959 cuando toda Alemania se puso de acuerdo en nombrar el barrio como un conjunto histórico digno de ser protegido.
Su nombre proviene de la palabra alemana para "cordel", ya que las pequeñas casas del siglo XV y XVI están engarzadas como perlas en un cordel siguiendo el curso del río de la ciudad.
Desde el principio, las casas fueron construyéndose para las clases menos favorecidas de la ciudad, como los pescadores que tenían cerca el acceso al río, o los pequeños artesanos que no podían permitirse tener un puesto en el caro centro de la ciudad.
A mediados de la década de 1950 tras la Guerra, las casas estaban en un estado de abandono total, por lo que el Senado de Bremen decidió en 1959 reconstruir el área histórica de Schnoor. Para ello se invitó a los propietarios de las casas a restaurar los edificios más deteriorados con el apoyo financiero del Estado de Bremen.
Casas que hoy cuentan sus historias, y que merecen ser escuchadas.
Por ejemplo la Casa de las Bodas, que nos recuerda que en la Edad Media las parejas que venían del campo sólo podían casarse en Bremen si demostraban que tenían una residencia en la ciudad, así que "retocando" los papeles de propiedad quienes se hospedasen en ella podían dar a entender que eran ciudadanos con todos los derechos y deberes. Hoy en día es el hotel más pequeño del mundo con sus 43 m² totales.
Por otro lado la Casa de los Baños, nos recuerda que hace siglos las casas no tenían baño tal y como lo conocemos hoy en día, así que debían acudir a estos baños para sus abluciones mensuales o incluso anuales. ( ya sabemos que la higiene personal no era el punto fuerte de los habitantes de las ciudades hasta bien entrado el siglo XIX). Pero también el local servía para encuentros sexuales furtivos entre amantes o "acciones inmorales" como se decía en Bremen.
Hoy Schnoor es una atracción para turistas y residentes que siguen el rastro de la historia.
Un paseo por sus calles peatonales vale la pena, especialmente por las maravillosas tiendas escondidas de artesanía, joyas, diseño, chocolates o simplemente para disfrutar de una preciosas fachadas adornadas con letreros publicitarios de un pasado que parece no tan lejano. Y como dicen los habitantes de Bremen, "¡Siempre puede descubrirse algo nuevo en Schnoor !"
Los músicos de Bremen
Aunque el cuento se remonta a muchos siglos atrás (ya se conocía en el siglo XII), sólo fue en 1951 cuando se decidió encargar una escultura en bronce a los protagonistas de esta divertida y metafórica historia, que cuenta como un burro, un perro, un gato y un gallo, considerados por sus amos ya inútiles por su edad, deciden ir a Bremen a probar suerte en lugar de aceptar ser sacrificados.
Quieren ser músicos, y se ponen en camino hacia la ciudad, pero la noche cae antes de que puedan cruzar el río y tienen que dormir en una casa de campo. Aparecen unos ladrones a los que echan gracias al escándalo que forman todas sus voces y gritos. Al final deciden instalarse en la casa y vivir juntos, protegiéndose y viviendo sus últimos días como buenos amigos.
La metáfora nos cuenta que los débiles pueden ganar a los fuertes si cooperan, juntos y con un mismo objetivo, como los habitantes de Bremen en su búsqueda de la libertad.
No podemos irnos sin pedir un deseo agarrando ambas patas del burro, pero debe ser con las dos manos, ya que si sólo agarra una de ellas, y según los bremenses, es como si un burro saludara a otro para dar los buenos días.
Y para despedirnos de Bremen vamos a visitar un molino, quizá el más fotogénico de mis viajes
Los molineros han usado desde siempre la fuerza de la naturaleza para poner en marcha la maquinaria de sus molinos. En Bremen no iba a a ser menos, y por ello se asentaron cerca del rió Weser o sobre pequeñas colinas, donde el viento era un poco más fuerte que en las planas llanuras del norte de Alemania.
Por ello, el primer Kaffeemüle o "molino de café" fue construido en 1699 en un lugar cercano al actual emplazamiento, un poco más elevado que el resto de la ciudad, pero tuvo que ceder el lugar a una fortificación (el Doventorswall)
Así que el nuevo ingenio tuvo que levantarse un poco más al norte y buscar la manera de ser productivo para no ser movido de nuevo.
Durante más de 100 años, nadie se atrevió a levantar la voz ni los planos contra el molino, hasta que en 1832, el "Kaffeemühle" se incendió y un año después, el lugar se vendió al constructor de molinos Erling, que inmediatamente construyó uno nuevo mucho más alto y con los avances que el siglo XIX le permitía.
Pero llegó la era industrial y la energía eólica del molino no era suficiente para producir todo lo que los ciudadanos exigían, así que las máquinas de vapor sustituyeron al pobre molino de madera y éste cayó pronto en el abandono.
Ahora propiedad de todos los habitantes de Bremen, disfrutó de una restauración completa en 1997, ajardinando todo el solar que lo rodea que se ha transformado en un pequeño y precioso parque.
Hoy en día el molino con varios pisos habilitados y decorados con exquisito gusto, sirve de cafetería, restaurante y lugar favorito de los bremenses para la celebración de sus fiestas familiares.
Un detalle, la mejor vista, como la de la primera foto se obtiene desde el puente Herdentor, y nos servirá para llevarnos una última y preciosa imagen de la maravillosa Bremen.
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