jueves, 6 de julio de 2023

Guatemala, corazón del mundo maya, (X). Tikal

 Si tienen ocasión de visitar Guatemala les aconsejo que se alojen en el hotel Villa Maya, sobre todo si lo que buscan es tranquilidad y un lugar fuera de lo común.


El establecimiento está muy cerca del Parque Nacional Tikal, pero lo más atractivo es que está situado dentro de una enorme reserva natural privada, a orillas de las lagunas de Petenchel y Monifata, con una espectacular variedad de aves, mamíferos y anfibios que habitan la zona y pueden verse a simple vista.





Nuestra última jornada en el país nos lleva a la que sin duda es la visita estrella del viaje, Tikal, que atesora los restos más fascinantes de la civilización maya.
Son mas de 570 km² de bosque, humedales y sabanas, salpicados con maravillosos vestigios de construcciones mayas.
Reconocido como Patrimonio Cultural y Natural de la humanidad por la Unesco en 1979.
Nada más empezar nuestro recorrido por la antigua metrópoli maya nos tropezamos con algunos de sus habitantes más curiosos, como el Arasarí cuellinegro o tucancillo collarejo..

el simpático chilacoa colinegro...

o el escandaloso mono aullador, que ya conocemos de nuestro recorrido por otros lugares arqueológicos.


La extensa selva de Tikal se considera un ejemplo perfecto de bosque antropogénico, es decir, contiene especies de árboles útiles para la comunidad. 
Por el camino vamos tropezando con estructuras que se encuentran sepultadas por el tiempo.


Hasta llegar a la Plaza del Este. 
Lugar de vital importancia para los habitantes de la ciudad, contaba con un mercado y un juego de pelota, además de ser lugar de encuentro de dos importantes vías de comunicación, la calzada Méndez y la Maler.


La ciudad se fundó en el siglo III antes de Cristo aproximadamente, y contaba con más de 70.000 habitantes en su momento de mayor esplendor, en el siglo IX.


Descubierta por Modesto Méndez en 1848, la ciudad no fue vista por Hernán Cortés cuando pasó muy cerca de ella en 1525 en su viaje a Honduras. Se cree que su nombre real era Mutul o "Pelo anudado", ya que existen varios glifos con esta representación que hablan de la ciudad.


El apelativo de Tikal es más reciente y significa "lugar de las voces", sin duda debido a los sonidos de la selva, que protagonizan los monos aulladores.


Tras recorrer esta zona del sitio, llegamos al punto caliente de Tikal, la Gran Plaza.
Casi un milenio de actividad constructiva dio como fruto este amplio espacio que engloba la fotogénica pirámide Gran Jaguar o Templo I y frente a ella el Templo de las Máscaras o Templo II.


El espectacular Templo I se localiza al este de la plaza, y la domina con sus 45 metros de altura. Construida por el gobernante Ah Cacao, su tumba se encontró en su interior e incluía magníficas muestras de ofrendas funerarias.




El Templo II o de las Máscaras fue construido por el mismo gobernante aunque su altura es sólo de 38 metros.


La prosperidad de la ciudad se basaba en los recursos naturales de la selva que la rodeaba, como la madera de cedro, el tinte obtenido del palo del Brasil, la sagrada resina de copal y sobre todo el cultivo del omnipresente maíz.
Fue esa riqueza la que les permitió construir las casi 3.000 estructuras que componen el recinto y que son una mezcla de la cultura original de la zona y de la teotihuacana, con la que se establecieron lazos comerciales tras una supuesta conquista en el siglo IV.


Afortunadamente, para su conservación, ya no está permitido subir por las altísimas y peligrosas escaleras de piedra de las pirámides, y se ha construido una estructura en madera para poder subir hasta su cima.

En las áreas de descanso es frecuente ver pizotes, un mamífero que ya se ha acostumbrado a la presencia humana y que no duda en acercarse a pedir algo de comida.


Las grandes crestas o peinetas que coronan las altísimas pirámides las hacen aún más grandes y representaban las cuevas sagradas donde los mayas realizaban el culto a sus dioses, precedidas por los nueve niveles que llevaban al inframundo o Xibalbá.


Los mayas denominaban "entrar en el agua" al momento de la muerte, ya que el inframundo se encontraba tras el océano que rodeaba la península de Yucatán, al que se accedía tras recorrer senderos laberínticos que descendían al interior de la tierra.

Algo así podrían haber visto Tikal los primeros exploradores.

Dentro del área conocida como Mundo Perdido, destaca el templo Talud Tablero, con una clara influencia de la arquitectura de Teotihuacán, único en todo Tikal. Tiene 22 metros de altura y cuando se construyó tenía tres salas abovedadas y una peineta, que los primeros descubridores encontraron ya derrumbadas. Se encontraron muchos restos animales, por lo que se piensa que pudo haber sido morada de jaguares.


En la Plaza de la Gran Pirámide encontramos la estructura que le da nombre, que con sus 35 metros de altura tenia como uso primordial la observación astronómica, aparte de otros usos religiosos.



La vista desde lo alto abarca una gran extensión de Tikal y ofrecen una vista espectacular de alguno de sus templos.


En la cima de su gloria, Tikal, al igual que otras ciudades mayas, sufrió el llamado "colapso".
Una monarquía despótica, una aristocracia ambiciosa y acaparadora, una población que no paraba de crecer y la sobreexplotación de los suelos empeorada por numerosas sequías hizo que la ciudad fuera abandonada, tomando posesión de ella la selva.


La visita a Tikal se cierra con la maravillosa imagen del Templo IV o de la Serpiente Bicéfala, un poco alejado de l núcleo central de la ciudad. Con 65 metros de altura, es la estructura más alta de Tikal y sin duda una de las más impresionantes. Su gran volumen hace que sea considerado el templo maya más grande de América.

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