miércoles, 25 de octubre de 2023

Sri Lanka, la maravilla de Asia. (II) Camino al norte, Jaffna (I)

 Emprendemos muy temprano nuestro largo camino en tren hacia el lejano norte, la península de Jaffna.


Mientras el tren recorre la costa oeste de la isla, vemos cómo el paisaje va cambiando de un verde encendido al ocre de unas áridas llanuras.
Hace tiempo, la zona era de vital importancia para la antigua Ceylán, ya que fue el lugar donde desembarcó Vijara, el fundador de la civilización de la isla, procedente de la India.

Jaffna, centro de la cultura tamil e hindú de Sri Lanka, era la capital de un reino independiente y más adelante puesto colonial de vital importancia para portugueses y holandeses.
Curiosamente la península sería una isla si no fuera por apenas 700 metros de arena que la unen con tierra firme.

Lo primero que hicimos al llegar a la ciudad fue recuperar fuerzas y probar, oficialmente, nuestra primera comida del país, un exquisito curry de gambas, acompañado de una cerveza de jengibre bien fría.


En Sri Lanka, el arroz y el curry son el plato nacional. El arroz se cuece al vapor o se hierve, y se presenta en infinidad de variedades, acompañado de increíbles currys de verduras, carnes, pescados o mariscos.. No puede faltar el cuenco con pol sambol, un curry de coco que es el acompañamiento perfecto.


Tras reponer fuerzas después del viaje de 8 horas en tren, nos dirigimos a nuestra primera visita, el Nallur Kandaswamy Kovil, un templo hindú donde se celebra el mayor festival anual de Jaffna y que es el más grande de Sri Lanka.

Dedicado al dios Skanda o Murugan, deidad del amor, la guerra y la belleza, tiene sus orígenes en el siglo X. Hasta cuatro templos de han construido en el sitio, siendo el actual de 1734. Su época de mayor esplendor comienza a finales de 1890.

Para pasar al interior, donde estaban prohibidas las fotos, hay que descalzarse y cubrirse las piernas, y además quitarse la camiseta, algo que no había hecho nunca, por ejemplo, durante mi viaje a la India.
Coincidió que durante nuestra visita al enorme complejo tuvo lugar una puja, u ofrenda, así que pudimos disfrutar del sonido de los tambores "thavil" y la trompeta "nadaswaram", mientras los sacerdotes ofrecían a los dioses los alimentos, flores e incienso que había traído un grupo de mujeres.
Lo más llamativo del templo son sin duda los cuatro gopurams, o torres, doradas, completamente cubiertos de dioses hindúes.

Tras visitar el templo nos dirigimos al Fuerte de Jaffna.

Las excavaciones arqueológicas de la zona, indican que ya hubieron en Jaffna civilizaciones asentadas desde hace más de 2.000 años .
Tal y como dijimos, este territorio de la antigua Ceylán constituía un reino independiente y poderoso hasta 1658, momento en que los portugueses se establecieron en el lugar para controlar el comercio.


Pero poco duraron los sueños de riqueza de los portugueses, ya que en 1658, después de tres meses de asedio tuvieron que rendirse y entregar el antiguo fuerte a los holandeses. Fue éste, el momento de mayor gloria de la actual fortificación, ya que con los holandeses tuvo su origen y desarrollo.


Este enorme fuerte es un magnífico ejemplo de la arquitectura militar holandesa y es, sin duda, el mejor conservado de la isla. Hasta hace poco seguía teniendo alguna función militar, ya que era prisión y cuartel general de la policía. Hoy su uso es totalmente turístico.


Su forma es la de una estrella de cinco puntas con un baluarte en cada extremo y está rodeado por un profundo foso en tres de sus cinco lados y por el mar en dos.


En el interior hay varios edificios de interés como la Groote Kerk, la iglesia holandesa de 1706 o la antigua residencia de los comandantes holandeses y británicos.


Hoy en día, el fuerte es uno de los lugares favoritos para pasear, recorriendo sus murallas e incluso viendo los espectaculares atardeceres del norte de la isla.





A la salida del fuerte vi de cerca mi primer autobús de transporte, que van siempre muy adornados por dentro e increíblemente coloridos por fuera.

Al día siguiente, por la mañana, comenzamos la jornada con una visita muy curiosa, el pozo sin fondo de Nilavarai.

Rodeado de multitud de leyendas, casi todas relacionadas con el Ramayana, la más importante dice que Seetha, la esposa de Rama, regresaba a la India y tenía mucha sed. El dios, disparó una flecha a la tierra y de ella manó un manantial que se convirtió en pozo. Otras leyendas dicen que fue Hanuman, el dios mono el que disparó la flecha. 
Lo que si es cierto es que esta inagotable fuente de agua ha sido desde siempre una bendición para los agricultores de la zona.


Lo de no tener fondo no es realmente cierto, ya que recientemente, una expedición de buzos de la Armada de Sri Lanka, ayudados por un robot, consiguieron llegar al fondo, a unos 52 metros de la superficie, descubriendo también que hasta los 18 metros, el agua es dulce, mientras que el resto es salada.


También parece estar claro que está conectado con el pozo sagrado de Keerimalai mediante uno de los múltiples túneles que irradian desde su centro. 
Hay unos carteles informativos en la orilla donde se ven unas curiosas fotos de tres carros que se encontraron en su fondo.

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