martes, 18 de junio de 2024

China, los secretos del Imperio Celestial (V) Suzhou (II)

Como hemos comentado, la ciudad de Suzhou llegó a ser muy próspera gracias a la seda, en especial por un tipo de bordado delicado y único, pero también fue famosa por sus jardines. 

Uno de ellos es el Jardín del Pescador, Patrimonio de la Humanidad por su belleza y diseño. 



Existen en China dos tipos de jardines, los imperiales y los privados. Los primeros se encuentran al norte del país, siendo el mejor ejemplo los del Palacio de Verano, mientras que los privados se encontraban en los terrenos de las residencias de funcionarios y comerciantes.
Los elementos diferenciadores incluían montañas artificiales en miniatura, rocas, árboles y sobre todo muchas flores. No son grandes pero son más elegantes y delicados.



El de El Pescador es el más pequeño de la ciudad, pero sin duda también es ejemplo más perfecto de los jardines privados. Como he dicho formaba parte de una vivienda y era el centro del recinto, alrededor se articulaban el resto de estancias.
La pequeña mansión de este cortesano de la dinastía Qing es elegante y refinada, y se complementa con un especio de naturaleza artificial con un estanque, varios tipos de árboles. puentes y un quiosco.


Aunque no fue él el primer residente de la casa, ya que sus cimientos se remontan a la dinastía Song (960 después de Cristo). El funcionario la adquirió en 1785, cuando harto de la burocracia, el cortesano compró la casa para llevar una vida retirada y sencilla, pescando en el estanque que había construido para tal efecto, y de ahí su nombre.



La enorme mansión, tiene habitaciones de dos plantas que rodean varios patios, en una intrincada composición. Unos son cerrados, con una única salida y entrada, mientras que otros están medio abiertos al visitante, y encajan como piezas de un rompecabezas.





El efecto buscado, y conseguido es el de un laberinto, con unos espacios que se superponen a otros.
La biblioteca y las salas de estudio son comunes a todos los jardines chinos, ya que sus propietarios solían dedicar mucho tiempo a escribir y leer poesía o a practicar el arte de la caligrafía, acompañados de familiares o amigos.
Estas habitaciones estaban aisladas del resto de la casa y daban a patios privados desde donde poder contemplar el jardín en busca de inspiración.


El estanque es pequeño, pero nos parece más grande porque por su forma no lo podemos abarcar con nuestra mirada de una sola vez. Las habitaciones se esconden tras las rocas y terrazas o se acercan delicadamente al agua. Un auténtico tesoro.














Tras la vista al jardín fuimos a nuestro hotel, y aunque era noche cerrada aún podíamos dar un paseo para conocer otros lugares de la ciudad, como el Parque Panmen, anexo a nuestro hotel.
Este parque, que más bien es conocido como Área Escénica, engloba varios monumentos que la hacen muy atractiva, sobre todo cuando llega el ocaso y se ilumina profusamente.


De entre todos destacan tres.
El primero de ellos es la Pagoda Ruiguang, la más antigua de Suzhou, cuyos cimientos se hunden en el año 247, en el Periodo de los Tres Reinos, como un homenaje del rey Sun Quan a su amada madre.

Con una altura de 53,57 metros la pagoda, como todas las de su clase tiene ocho lados y siete pisos y ha sufrido varios intentos de destrucción a lo largo de su historia, quedando en una ocasión tan sólo la estructura de ladrillo. Durante una de las restauraciones, concretamente la del año 1978, se encontró en el tercer piso un pequeño cofre con forma también de pagoda que contenía reliquias budistas, como manuscritos y estatuas de bronce.



Frente a la pagoda se encuentra un enorme estanque en el que se refleja el Salón de Sirui o de los Cuatro Méritos Auspiciosos. Cada noche el espectáculo de luces flotantes y guirnaldas que cambian constantemente de color. Es realmente espectacular.




Otro de los puntos interesantes es la Campana del Siglo de Tang, guardada en un quiosco con puertas y ventanas de exquisito diseño.



El segundo punto de gran interés del Área tras la Pagoda es la Puerta de Panmen construida durante el reino Wu y considerada única en su género por ser puerta de tierra y de agua al mismo tiempo y una obra pionera en la historia de la arquitectura.

El funcionamiento es complejo e ingenioso, ya que si el ataque de los ejércitos se torna imparable, se abría una compuerta de piedra y el foso se inundaba, ahogando a las tropas invasoras. Sobre la puerta se construyó una torre gravemente dañada en varias ocasiones y vuelta a construir. La actual reconstrucción data de 1986, momento en que se conmemoraba el 2.500 aniversario de la fundación de la ciudad.



El tercero de los puntos esenciales del parque es el Puente Wumen, construido en 1084.
En un principio el puente tenía tres arcos, pero en la reconstrucción de la dinastía Qing se decidió eliminar los laterales y dejar el central.
Consta de 11 metros de alto y 66 de largo y es un estupendo punto para observar la ciudad desde el centro del río.



Y nos despedimos de la "Venecia de Asia" para dirigirnos a nuestro último destino: Shanghai.

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