jueves, 13 de marzo de 2025

Burgos, la tierra del Cid (I)

 Cuando nos acercamos a Burgos, nuestro ojos buscan desesperadamente las agujas de su catedral. epicentro espiritual y artístico de una ciudad que se precia de ser una de las más antiguas de España, ya que fue fundada en el 844 por el rey Alfonso II el Magno, al cobijo del cerro de San Miguel y alimentada por el río Arlanzón.

A los pies del castillo, las aldeas que formaron parte de la nueva urbe se unieron para dar forma a un núcleo defensivo que sirviera de coraza a los territorios reconquistados. Estas aldeas, o burgos, dieron nombre a la ciudad que se convirtió en cabeza del reino de Castilla y de la Reconquista, con figuras de máxima importancia como El Cid.

Vamos a recorrer no sólo la ciudad sino sus villas y rincones más importantes y magnéticos en un pequeño viaje que nos acercará mucho más a una tierra que mucho que ofrecer al visitante.


Empezamos dirigiéndonos al centro, pasando por un hermoso edificio que da entrada al casco histórico, el Palacio de la Capitanía de Burgos.
La unión entre la ciudad y el Ejército siempre ha sido muy estrecha, por lo que ante la necesidad de tener entre sus edificios uno que centralizara toda la estructura militar, hizo que Alfonso XIII, firmara en 1903 la orden de construcción del Palacio y por tanto la creación de la Capitanía General de Burgos.
El lugar estratégicamente escogido sería el terreno donde se levantaba la Casa de las Cuatro Torres, un palacio del siglo XVI, que se encontraba en estrado ruinoso.
El ayuntamiento costeó la construcción del nuevo palacio que costaría unas 750.000 pesetas de entonces, unos 4.500 euros cantidad que hoy en día no sería suficiente ni para dar la entrada de un piso en la ciudad.
Fue su arquitecto Saturnino Martínez, con un diseño práctico y elegante, que combinaba, en un estilo ecléctico, el barroco, el neoclásico, el neogótico y por supuesto castrense. El broche de oro fueron las vidrieras de Jules Pierre Maumejan, que reflejan momentos históricos de la historia de Burgos y del Ejército Español.
Desde 2014, en su planta baja, alberga el Museo Regional Militar con retazos de la era de esplendor de la antigua Capitanía.
Como anécdota histórica, fue aquí donde Francisco Franco fue declarado Jefe Superior de los Ejércitos de España, para liderar el bando nacional durante la Guerra Civil.

Aprovechamos que era la hora de comer y nos acercamos a Casa Pancho, en la Calle San Lorenzo, a disfrutar de una parte de la exquisita gastronomía burgalesa de la que la Olla Podrida, es uno de sus máximos exponentes.
El plato es considerado como la "madre" de todos los pucheros actuales, ya que se trata de un guiso delicioso de carnes, legumbres y verduras cocinadas a fuego lento. Su nombre deriva de "olla poderida" o "poderosa" ya que sólo los más pudientes podían permitirse su consumo o al hecho de que sus ingredientes son calórica y nutricionalmente poderosos.



Llegamos a la Plaza del Rey San Fernando, una de las que rodean la catedral de Burgos y la más antigua de la ciudad. En ella encontramos una de las catedrales más hermosas del mundo, y por ello, desde su construcción en 1221 ha sido lugar de reunión de la población burgalesa.
Hasta el año 1914 también estuvo aquí el palacio arzobispal, cuando era conocida como plaza del Sarmental  o del Arzobispo, luego cambió dos veces más de nombre, plaza del Duque de la Victoria primero y del rey San Fernando después.
A pesar de que debería ser un preludio a la santidad de la catedral, en la plaza han tenido lugar varios crímenes, como el de la condena a muerte de Garcilaso de la Vega o el gobernador Isidoro Gutiérrez de Castro, muerto en este lugar a palos y a patadas por intentar defender la catedral de la ira del pueblo.

Pero vamos a conocer a la estrella y guía de la ciudad, su catedral. Patrimonio de la Humanidad desde 1984. Para ello accedemos por la puerta del Sarmental, la más antigua, valiosa y mejor conservada de las cuatro que posee el templo. Si nos fijamos está dividida en tres cuerpos: la portada, que nos habla del Evangelio, el enorme rosetón y la galería de ventanales.

La catedral se edificó sobre una anterior catedral románica que a su vez ocupaba el terreno del antiguo palacio de los Reyes de Castilla. Al entrar, a nuestra izquierda, encontramos la Capilla de la Visitación, acabada en 1442 como lugar de enterramiento para el obispo Alonso de Cartagena. En el centro encontramos el sepulcro del religioso, hecho en el más puro alabastro. 

La ciudad de Burgos estaba en continua expansión hacia Europa gracias a ser parada obligada en el Camino de Santiago, por lo que la antigua catedral debía ser derruida y construida una nueva en el estilo imperante en aquella época, el gótico,
La capilla de San Enrique también sirve de enterramiento para el arzobispo Enrique de Peralta, pero quizá lo más valioso de este rincón es la escultura del Ecce Homo que data de 1500.

La primera piedra se colocó en 1221 y la construcción fue muy rápida, ya que se terminó en 1230, aunque no se consagró hasta 1260. Posteriormente se añadieron las agujas sobre las torres. El cimborrio que vemos no es el original, ya que éste se derrumbó en 1539 y hubo que levantarlo de nuevo.

Entramos ahora en la conocida como Capilla de las Reliquias, un pequeño espacio destinado a guardar las reliquias de la catedral, protegidos por arquetas de marfil, ébano, concha y plata y que contienen brazos dientes y otras partes de cuerpos santos. Aparte de esta joyas, la capilla destaca por la cúpula y la linterna barrocas, muy ornamentadas con relieves en yeso policromado de las Virtudes y los cuatro santos más venerados en Burgos.




La capilla de la Presentación o de San José fue construida para ser lugar de enterramiento de la familia de Gonzalo Díaz de Lerma. y en ella destaca sobre todo la bóveda estrellada y calada que se inspira en la de la capilla de los Condestables.



Seguimos recorriendo la catedral de altísimos techos y amplios pasillos, con joyas como el precioso órgano que vemos en lo alto de un lado del coro.

En el trascoro, si miramos arriba, un poco escondido, vemos el Papamoscas y el Martinillo, un curioso autómata que abre y cierra la boca cuando suena el toque de las horas, mientras que el Martinillo anuncia los cuartos de hora.

Entramos ahora en la Capilla de Santa Ana, para admirar su retablo mayor, que nos habla del sueño de Jesé, desde cuyo pecho surge el árbol genealógico de la Virgen, con los reyes de Judá, innumerables santos, los Evangelistas, Cristo Resucitado y que está coronado por una imagen del Crucificado.


La Escalera Dorada salva el desnivel de ocho metros entre la calle Fernán Gonzalez y la Catedral. El nombre le viene dado por el brillo de sus barandillas. El obispo Rodriguez de Fonseca mandó a derribar una escalera anterior para evitar que los mercaderes la usaran para trasladar las mercancías desde la zona alta a la baja de la ciudad.
Está inspirada en modelos del Renacimiento italiano, sobre todo en la de Bramante, del Palacio Belvedere del Vaticano. Se dice que su fama fue tal, que inspiró el diseño de las escaleras de la Ópera de París.

Junto a la Escalera, encontramos esta carroza de estilo neobarroco, realizada por el orfebre madrileño Suarez en 1900. En ella se coloca la custodia de oro, marfil, esmaltes y pedrería para procesionar el día del Corpus.

Vamos al centro del templo, al crucero, donde miraremos arriba para ver un espectáculo excepcional, el cimborrio.
En la noche del 3 de marzo de 1539, se derrumbó el cimborrio original de la catedral, al parecer por una mala ejecución de las columnas que soportaban su enorme peso. Casi inmediatamente, el pueblo, el clero y los gobernantes se unieron para ordenar la reconstrucción del mismo. Fue en 1568 cuando se dio por finalizada la obra.
El resultado es la cúpula mas hermosa y delicada de todo el Renacimiento español, apoyada sobre cuatro enormes columnas que llevan nuestros ojos a extasiarse con la ligereza de la forma estrellada de ornamentación plateresca que aún conserva elementos góticos.

Cincuenta metros más abajo, en el centro del crucero se encuentra la tumba de Don Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid Campeador, y de su esposa Doña Jimena.
Hasta 14 veces fueron los restos de la pareja trasladados por varios puntos de Burgos hasta encontrar su descanso definitivo en la catedral, en el año 1921.
Supuestamente bajo estas 3 losas de jaspe rojo se encuentra lo que queda de sus cuerpos, fragmentados por los gobernantes, que quisieron poseer partes de tan insignes personajes, hasta el punto de que hoy día nadie puede asegurar que lo que guarda este enterramiento sea realmente el vestigio del Cid y su esposa.

El Retablo Mayor ocupa toda la cabecera y se encargó en la segunda mitad del siglo XVI. El complejo retablo se articula en tres cuerpos más un ático, con una calle central y tres a cada lado. 
Dedicado a la Asunción de María, incluye reliquias de las santas burgalesas Victoria y Centola, mientras que la imagen de María la Mayor, titular del templo, una imagen de plata del siglo XV, preside el conjunto. El resto del retablo se dedica a escenas de la vida de la Virgen, rodeada de los doce Apóstoles, mientras que en ático un Crucificado preside la estructura. Se complementa con nichos que incluyen figuras tan destacadas como el que guarda la del Ángel Custodio que sostiene una maqueta de la ciudad de Burgos de la que es protector.


Frente al retablo encontramos el Coro, realizado por varios artistas, y por ello, con una rica mezcla de estilos. Son 103 sitiales en madera de nogal, con 59 escenas del Antiguo Testamento y en sus respaldos escenas del Nuevo Testamento y otras escenas bíblicas.
En el centro se localiza la sepultura del Obispo Don Mauricio, fundador de la Catedral, realizada en madera, cubierta con cobre repujado y embellecida con piedras y esmaltes.

Tras el altar, encontramos los cinco preciosos relieves en piedra que relatan los últimos momentos de la vida de Cristo. Son auténticas joyas del gótico tardío que se vieron alarmantemente amenazados por la degradación de la piedra, que desde 1906 fue deteriorando parte de las figuras.


La joya de la catedral es, sin duda, la Capilla de los Condestables. En la segunda mitad del siglo XV, don Pedro Fernández de Velasco y doña Mencía de Mendoza, se asentaron en Burgos y encargaron construir una capilla para su enterramiento.

Esta magna obra de arte es una de las más bellas del mundo y quizá la mayor y mejor expresión del gótico florido.

El suelo está decorado con motivos geométricos en piedra y pizarra y su techo lo conforma una exquisita bóveda calada y acristalada en forma de estrella que permite el paso de la luz. A ambos lados del retablo mayor en estilo renacentista, vemos los escudos de los fundadores y ante él las maravillosas estatuas yacentes de los condestables en mármol de Carrara. Bajo ellas se encuentra la cripta, donde están los restos de la pareja en pequeñas cajas que guardan sus corazones.


La Sacristía Mayor, es de estilo barroco. con escenas de la Anunciación y coronación de la Virgen que cubren totalmente el techo y bóveda

El Claustro Alto alberga esculturas de obispos y reyes, así como sepulcros de obispos y cardenales. En cada esquina hay un grupo escultórico, pero a destacar entre ellos, el de la Adoración de los Magos por su conservación y calidad artística.


En el ala oeste destaca un magnífico tímpano policromado con la representación de Cristo Majestad, acompañado de la Virgen y San Juan

En la capilla del Corpus Christi encontramos una reproducción del Cristo de Burgos, realizado en el siglo XXI

La Capilla de Santa Catalina, guarda los retratos de los obispos y arzobispos de las diócesis de Oca y de Burgos.

Antes de salir pasamos por el Museo Catedralicio, donde se exponen las piezas más destacadas del templo, con muestras impresionantes de orfebrería religiosa.

Nos vamos de la Catedral acercándonos a admirar la Puerta de Santa María o Puerta Real o Puerta del Perdón, con un espectacular rosetón que muestra la estrella de David, custodiado por infinidad de estatuas de reyes de Castillas y personajes del Antiguo Testamento. Corona este frente una imagen de la Virgen María, titular del templo.
Más arriba dos preciosas torres de tracería calada.

Entre las fuentes más antiguas dela ciudad se encuentra ésta de Santa María, ubicada en el lugar que hoy ocupa en el centro de la plaza. Consta de un gran pilón con una columna en el centro coronada por una imagen de la Virgen y adornada por cuatro delfines, cabalgados por querubines, además de figuras de sirenas de dos colas.

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