Tomamos la calle Vulgareos y luego la G. Theotiki, para llegar a la Plaza de San Rocco, donde está la parada de la mayoría de autobuses. Allí cogimos el nº 2 en dirección a Kanoni.
No sé si seré muy exagerado, pero casi que la visita a Corfú merece la pena sólo por ver esto.
La atracción principal de Kanóni es la deliciosa imagen de postal de las islitas con el paisaje costero a las espaldas. Aunque normalmente son muy frecuentadas, ya que están a sólo 5 km a sur de la ciudad de Corfú y están rodeadas ahora por un número mayor de construcciones, hay algo inmutable y fascinante en estas dos islitas, una de las cuales tiene una pintoresca iglesia blanca.
Kanóni debe su nombre a la batería de cañones que fueron colocados aquí por los franceses en el 1798.
Hoy el estruendo ya no viene de los cañones, sino de los aviones que pasan a baja altura. Este lugar, hace tiempo muy tranquilo, ahora se encuentra directamente bajo el trayecto de vuelo del aeropuerto de Corfú. En los ajetreados días de verano, se puede tomar un refresco o bañarse mientras se admiran los aviones que van y vienen.
La isla está unida al continente por una callejuela elevada, con pequeños barcos de pesca que flotan sobre el agua. Se puede dar una breve vuelta en barco hasta la segunda isla, Pontikonissi (Isla del ratón), que se cree es el barco petrificado de Ulises, transformado en piedra por Poseidón en la Odisea de Homero.
Este señor estaba durmiendo la siesta.
El pequeño monasterio se llama Vlacherna.
Fuimos por el camino elevado hasta una playa en la costa de enfrente.
Este señor estaba pescando en medio del lago artificial.
Esta es la playita
Curiosa serie de fotos...
Después del baño, el bus de vuelta y una pequeña caminata hasta el barco desde la parada.
Una panadería...
Las esquelas...
Un perro conduciendo una moto...
La fortaleza ...
Queda mucho ver aún de Corfú, así que habrá que volver...
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