Messina, ciudad que da nombre al famoso estrecho que separa la isla de Sicilia de la punta de la bota italiana, nos recibe entrando la madrugada.
Desafortunadamente de esta ciudad que lucía hermosa y limpia al sol de la mañana apenas vimos nada, ya que la tomamos de base para la visita a Taormina y el volcán Etna.
Si que impresiona un poco el hecho de que el barco atraca enfrente de la plaza principal.
Unos autobuses nos llevaron hasta Taormina. Está casi en el límite de la
provincia de Catania, se extiende por el monte Tauro, a 200 m de
altitud, y se halla en un balcón sobre
el mar, frente al volcán Etna.
Es un centro turístico muy importante desde el siglo XIX.
El Palazzo Corvaia (Palacio Corvaja) en Taormina es un ejemplo clásico
de la arquitectura de los siglos XV-XVI. Hoy se encuentra en su interior el Museo de
Arte y Tradición Popular de Sicilia. Cada año hay exposiciones de famosos artistas de todas las épocas.
El Palazzo Corvaja se encuentra en la plaza V. Emanuele directamente sobre el Corso Umberto.
Una de las calles de Taormina.
Taormina, la antigua colonia Tauromerion,
fundada por colonos huidos de la saqueada Naxos en el 403 a. C, fue,
arrasada por Siracusa, enaltecida por los romanos, y capital de la isla
por un periodo breve de la Sicilia bizantina.
Desde su toma por los normandos en 1078 hasta el siglo XVIII, no pasó de
ser un apacible pueblo de costa. A partir del 1700, escritores alemanes
e ingleses como Bartlett y Goethe que emprendían circuitos de
inspiración por Europa, detuvieron sus pasos en Taormina.
Aún así, no sería hasta 1866 cuando el ferrocarril una la ciudad con
Mesina, facilitando el acceso de turistas del Norte de Europa, algunos
tan ilustres como el emperador alemán Guillermo II.
Cuna de los descansos de algunos de los escritores más importantes del
siglo XX como Truman Capote, Tenessee Williams, Thomas Mann o Cocteau
entre otros, y de artistas como Greta Garbo, Cary Grant, Dalí, Orson
Welles o Rita Hayworth, Taormina ha dejado de ser un lugar de reflexión
para formar parte de uno de los ejes de exaltación turística de Sicilia.
Impresionante vista de la costa siciliana desde el teatro griego de
Taormina. En la parte superior podemos apreciar la cima nevada del Etna.
Otra imagen de las ruinas del teatro. A partir del siglo VIII a.C.
Grecia siembra de colonias las costas de Sicilia y el sur de Italia.
El teatro de Taormina es el segundo de los teatros clásicos de Sicilia en cuanto a tamaño, después del de Siracusa.
El recinto se construyó al puro estilo griego aprovechando la geografía
cuneiforme de la colina. Incluso hay peldaños de las escalinatas pulidos
directamente sobre la roca.
A pesar de que el origen del teatro es helenístico, pues así lo
demuestran algunas inscripciones grabadas en la piedra recordando a
Hierón II, su apariencia actual se corresponde con las modificaciones
y ampliaciones realizadas en épocas imperiales romanas, sobre todo lo
que tiene que ver con la estructura de la escena.
Las gradas del teatro están en plena remodelación, y al tiempo sirviendo de asiento a representaciones actuales.
La cavea o gradas del teatro de Taormina tienen un diámetro de 109 m.
construidas en ladrillo, están divididas en 9 cúneos, igual que el
teatro griego de Siracusa.
La orquesta semicircular está ligeramente más baja que el escenario
con dos salidas laterales para el coro, sobre estas se aposentaba el
escenario con dos pisos, con tres salidas para actores en el primero y
decorados con columnatas y un pórtico superior. Las paredes del fondo
conservan nichos cuya decoración consistía en esculturas, así como
columnas de mármol. Detrás de la escena se presienten los bastidores desde donde los actores
accedían a la escena. Se sabe que en transformaciones posteriores en
edad romana fue reconvertido en anfiteatro, arena para la organización
de espectáculos de gladiadores pues se encuentran aún las estructuras
del muro de protección de las gradas para la seguridad de los
asistentes, así como la eliminación del desnivel entre la orquesta y el
escenario.
Durante la década de los 90 el teatro fue restaurado y en actualidad se
ofrecen conciertos estivales de música clásica, festivales y
representaciones teatrales clásicas que demuestran la espectacular
acústica.
Otras imágenes de la maravillosa vista.
Y la preciosa costa.
Quedaba media hora libre antes de volver al barco. así que decidimos dar un paseo...
Aquí tenemos un ejemplo de la arquitectura medieval de Taormina.
Paseando por las calles de Taormina, repletas de recuerdos típicos
sicilianos, encontraremos reminiscencias de la ocupación de la corona de
Aragón, como los detalles del palacio Corvaja o el Ciampoli de estilo
gótico catalán, o calles floridas de corte medieval.
Me encantan estos mapas...
De vuelta al corso alcanzamos la Piazza 9 Aprile, un mirador sobre el
mar y el Etna. En ella la ex-Iglesia de San Agostino de 1486 hace las
veces de Biblioteca, y sobre una escalinata, la barroca Iglesia de San
Giussepe. Sobre la porta di Mezzo la torre dell’Orlogio despide la
agitada plaza llena de turistas degustando los cafés más caros de
Sicilia.
Y nos despedimos de Mesina mientras veíamos imágenes de la "punta de la bota italiana".
Pero antes de anochecer, el día nos tenía reservada otra sorpresa.....Stromboli.
Y aquí estaba, solo y orgulloso en el mar, el volcán que parece flotar sobre las aguas.
El volcán Stromboli se eleva 924 m sobre el nivel del mar, pero tiene en
realidad una altitud de 2.000 m sobre el piso oceánico. Hay tres
cráteres activos en la cumbre. Una característica geológica
significativa del volcán es la Sciara del Fuoco ("Río de fuego"), una
gran depresión en forma de herradura generada en los últimos 13.000 años
por varios colapsos en la cara noroeste del cono. Por ella descienden
hasta el mar los bloques de lava y fuego después de cada explosión.
Stromboli es un hervidero de turistas, incluso de aquellos extranjeros,
que atraídos por la magia de la isla se han comprado una casa típica,
blanca, cuadrada y sencilla. El alojamiento en Julio y Agosto en la isla
de Stromboli es prácticamente imposible, si bien la playa nos brinda
un lugar donde dormir en caso de necesidad.
Además del volcán, merece la pena acercarse en barca hasta el
Strombolicchio, un peñon cilíndrico de 50 metros de altura que surge del
mar a 1Km de Stromboli. A través de una empinada escalera excavada en
la roca se asciende a una explanada donde un faro alimentado de paneles
solares guía a los barcos pesqueros. Desgraciadamente las autoridades
han vetado su visita. Y seguimos surcando el Mediterráneo...
Lindo recorrido... belas fotos... bellisímos paisajes...
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