lunes, 1 de abril de 2019

El maravilloso mundo de los cruceros (XIV). La historia de Royal Caribbean.

Brillantes, innovadoras y ambiciosas fueron las mentes que se unieron en 1968 para crear la que hoy es una de las más importantes compañías de cruceros del mundo. Y ese espíritu sigue siendo el alma de RCI después de 53 años de singladura por los mares y océanos de la tierra.

Fueron tres compañías noruegas las que tuvieron la visionaria idea de ofrecer cruceros desde Miami a las Bahamas, brindando la oportunidad a los pasajeros de disfrutar de unos días de relajada y discretamente lujosa navegación por el mar Caribe.




Su primer barco fue el precioso Song of Norway, de 168 metros de eslora y capacidad para 724 pasajeros, que se mantuvo activo, pasando por varias compañías y cambios de nombre hasta 2014.

A la flota se unieron muy pronto el Nordic Prince y el Sun Viking, que ampliaban sus recorridos para incluir la Riviera Mejicana y Puerto Rico.


Los años 80 fueron el pistoletazo de salida de los grandes cruceros de la compañía, con la botadura del Song of America de 214 metros de eslora y capacidad para 1.575 pasajeros, que demandaban cada vez más comodidades y lujos.

La respuesta a estos requerimientos por parte de un público que cada año crecía más y más fue una idea innovadora que luego copiarían otras compañías, arrendar un enorme terreno en Haití para uso y disfrute del pasaje durante una de las escalas. Y así nació Labadee, localizada en la costa norte del país y donde desde 1986 fondean los barcos de Royal que realizan las rutas caribeñas. En este pequeño paraíso, custodiado por guardias armados y separado del resto del país por una valla de acero, los pasajeros pueden pasar un día diferente haciendo uso de las variadas atracciones que ofrece, como la famosa tirolina o los muchos deportes acuáticos que se llevan a cabo en sus playas, e incluso comprar artesanía haitiana que venden los casi 200 afortunados vendedores ambulantes que tienen permiso para cruzar la verja.

Una vez comprobada la rentabilidad de esta idea, Royal se lanzó a repetirla, esta vez una isla completa en Bahamas, Little Stirrup Cay o Cayo Coco. Con 250 millones de dólares, la isla se transformó por completo. Removiendo terrenos se consiguió construir un parque acuático gigantesco, la piscina de agua dulce más grande del Caribe, múltiples bares y restaurantes, una tirolina que pasea a los atrevidos a decenas de metros por encima del complejo, un globo desde donde disfrutar de las preciosas vistas y uno de los toboganes más altos del mundo.

La misma década ve la incorporación de tres buques más, siendo el más representativo el Sovereign of the Seas, ya que añade a su nombre la nomenclatura que llevarían, salvo dos excepciones, los sucesivos barcos de la compañía, y que era el buque de cruceros más grande hasta la fecha,

Las dos excepciones de las que hablo entraron en la compañía en 1990 y fueron el Nordic Empress y el Viking Serenade.


A finales de los 90 tuvo lugar uno de los cambios más significativos de la compañía, con la llegada de cinco nuevos barcos que abrirían tres clases dentro de la compañía. Para la clase Vision se bautizaron el Grandeur y Rhapsody of the Seas.


Para la Voyager, se encargó el mayor crucero hasta entonces de la historia, el Voyager of the Seas, que incluía la ya famosa pared de escalada, una pista de patinaje sobre hielo o una cancha de baloncesto. Al Voyager le siguió su hermano el Explorer of the Seas.


Bien entrado el año 2001, y para inaugurar la clase Radiance, con ideas más ecológicas, nace el Radiance of the Seas.

Para completar esta clase se fueron añadiendo en los años siguientes el Brilliance, el Serenade y el Jewel.



Para la Voyager, el Adventure, el Navigator y el Mariner.



Mientras que para completar la Vision Class se añadieron el Enchantment y el Vision.


Del 2006 al 2008 tres barcos formaron la nueva clase Freedom, el Freedom, el Liberty y el Independence. Estos tres barcos se convirtieron en los mas grandes del mundo, tanto que incluían una galería comercial de 120 metros de largo, un simulador de olas para la práctica del surf, jacuzzis en voladizo, un parque acuático e incluso un ring de boxeo.



Y casi tocando la década de los años 2010 llegan los megabarcos de la clase Oasis, de 360 metros de eslora con un nuevo concepto que básicamente se basaba en que el barco tuviera el aspecto de una calle residencial con un paseo central , extensas áreas al aire libre y balcones hacia ese paseo o hacia el mar. La clase la forman 4 barcos por ahora, el Oasis, el Allure, el Harmony y el Symphony.

Para completarla llegará muy pronto el Wonder of the Seas que ya ha entrado en las últimas fases de construcción.

2014 vio nacer la clase Quantum. Son barcos caracterizados por incluir la última tecnología en muchos de sus servicios y sobre todo una cápsula de observación que durante unos minutos nos permite sobrevolar el buque, Los barcos que la componen son el Quantum, el Anthem, el Ovation  y el Spectrum.




En breve se añadirá otro barco que iniciará la clase Quntum Ultra, el Odyssey, que se encuentra en las últimas fases de construcción.

¿Y el futuro? Royal Caribbean ya prepara la construcción de tres barcos que pertenecerán a esta nueva clase y que funcionarán con gas natural licuado, entre otras innovaciones que mejorarán la experiencia de viajar con Royal Caribbean.

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