lunes, 5 de noviembre de 2018

El maravilloso mundo de los cruceros (XII). Norwegian Gem.

Inaugurado en 2007, el Norwegian Gem fue el cuarto buque de la clase Jewel. Perfecto para descubrir el concepto del Freestyle Cruising, que nos permite disfrutar de un crucero relajado y desenfadado, sin horarios de comida ni las encorsetadas e inflexibles normas de los cruceros tradicionales, es también el barco ideal para las familias.


Siguiendo el diseño de sus hermanos, el casco presenta un colorido diseño que hace referencia a las gemas y piedras preciosas a las que hace referencia la clase Jewel.


Con 13 cubiertas dedicadas a los pasajeros, en la 6 y 7 se distribuyen los espacios comunes donde disfrutar con los compañeros de viaje de la vida en el barco.


Sin duda el corazón del barco es el Crystal Atrium, que curiosamente se distribuye en tan solo dos cubiertas y que sin embargo concentra la mayoría de las reuniones del barco. La decoración se basa en un techo formado por luces led en forma de cristal natural que van cambiando de color durante el día y una enorme pantalla led.


En este espacio se ubican la recepción, la oficina de excursiones, algunas tiendas y boutiques y sobre todo el Java Café con una sugerente carta de cafés y tés de gran calidad y variedad.



Distribuidos a partir de este atrio, los pasillos nos van llevando de un espacio a otro. Sala de Internet, galería de fotografía y de arte, tiendas...




Quizá uno de los lugares más atractivos del barco sea el Spinnaker Lounge, discoteca nocturna, que ofrece un punto de observación perfecto y muy cómodo gracias a unos sofás de moderno diseño que nos permiten relajarnos o escuchar música en vivo.





Otro lugar especial y con una decoración ecléctica que no deja indiferente, es el Bliss Ultra Lounge Night Club, bolera durante el día, que por la noche se transforma en una coqueta y acogedora sala de fiestas.








Por su parte, el teatro Stardust ocupa tres puentes, con una capacidad de 1.200 espectadores que pueden disfrutar de producciones al más puro estilo Broadway.



Para amenizar las noches y socializar con el resto del pasaje, nada mejor que dejarse ver en los bares de la cubierta 6, como el Maltings Beer & Whiskey Bar, el Shakers Martini & Cocktail Bar o el Magnum's Champagne & Wine Bar.





No podía faltar el espacio para los juegos de azar, que em este caso lleva el nombre de Gem Casino Club, donde probar nuestra suerte mientras el barco surca los mares bajo la luz de la luna.

Subimos a las cubiertas 12 y 13, donde se concentra el espacio de ocio exterior, sobre todo el Tahitian Pool, que cuenta con dos piscinas, cinco jacuzzis, una cascada, un tobogán, un bar y un buffet al aire libre.




No podía faltar un espacio fundamental para los pasajeros con niños e hijos adolescentes. Con toda tranquilidad podrán pasar horas de entretenimiento en el Tree Tops Club o la zona de videojuegos.


Para los que quieran mimarse tenemos el Ying Yang SPA...

y para los más aventureros hasta un rocódromo adosado a la chimenea.

Ya que estamos en lo más alto, nos acercamos a ver el puente de mando, que presume de la gran cantidad de metopas otorgadas en los puertos de atraque.






Volviendo al interior, los camarotes, que suman 1.188, se distribuyen en 7 cubiertas, que van desde los interiores hasta las fastuosas Garden Villas.






En cuanto a las múltiples opciones de restauración, el amplio abanico cuenta con 12 restaurantes que van desde el Cagney's Steak House especializado en asados, el Garden Café de tipo buffet, el comedor Grand Pacific, el Great Outdoors al aire libre, el italiano La  Cucina o el francés Le Bistro.










En todos ellos la oferta de deliciosos platos y menús es realmente variada y exquisita.











Pero los más llamativos y favoritos de los pasajeros son sin duda los orientales Sushi Bar y Teppanyaki. En el primero disfrutaremos de nuestra cena en dos partes, al ver al chef preparar ante nuestros ojos el exquisito plato japonés y posteriormente al disfrutar de su exquisito sabor en nuestra boca.






Por su lado, el Teppanyaki es un auténtico espectáculo visual y de sabores, ya que el chef de turno hace virtuosos malabares con las palas y los alimentos que va combinando en la parrilla y que llenos de sabor llenarán nuestros estómagos. 













Y para terminar, dejando aún mejor sabor de boca, les presento el Chocoholic Buffet, que desgraciadamente pasó a la historia porque ya no se celebra en ningún barco de la compañía. Se trataba de una auténtica "extravaganza" chocolatera, donde los reposteros de NCL daban rienda suelta a su pasión por el chocolate para deleite de los pasajeros una de las noches de navegación. Les dejo con las imágenes y nos despedimos del maravilloso NCL Gem.














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