sábado, 4 de junio de 2016

Las más hermosas islas griegas (II): Mykonos. (Opción 3)

 Para esta tercera entrega he dejado rincones de la isla que no había explorado en mis anteriores visitas, así como un repaso de clásicos que siempre me gusta volver a visitar. En esta ocasión alquilamos un coche, ya que íbamos con dos amigos que nunca habían estado y preferimos ir juntos con el aire acondicionado acariciando nuestras mejillas.

La primera imagen que disfrutamos fue un espectacular amanecer desde el barco, mientras desayunábamos.

En cuanto nos dieron permiso para desembarcar recogimos nuestro coche y empezamos a recorrer la isla, deteniéndonos en el precioso faro de Armenistis.

Construido en 1891, y aparte de seguir en pleno funcionamiento para avisar a los navegantes que cruzan el paso entre Mykonos y Tinos, el edificio es un tributo a la rica historia marítima de la isla.


Su historia comienza cuando en 1887 el vapor británico Volta se hundió frente al emplazamiento que posteriormente ocuparía el faro, lamentándose la pérdida de once vidas humanas. Eso hizo que se tomara la decisión de levantar este edificio de 19 metros de altura que desde ese momento velaría por la seguridad de tan peligroso paso.

Las vistas panorámicas son una auténtica maravilla, ya que se aprecia la capital de la isla, Chora y el nuevo puerto de cruceros con nuestro barco en primer plano.

 

Seguimos ruta hacia el siguiente destino, con las preciosas playas dando color al camino.

Nos detenemos ahora en Agios Sostis, una pequeña capilla dedicada a este santo que es patrón de los marineros griegos. 
 
El conjunto de la iglesia lo completan una pequeña taberna que sólo abre algunos días de verano y en las festividades del santo y una plaza que dispone de un amplio espacio para celebraciones y mesas con asientos de obra, de cemento.


Una pequeña capilla recuerda a algunos fallecidos que pertenecieron a la parroquia.


La iglesia también da nombre a una bonita playa protegida de los vientos y casi virgen, sin chiringuitos de playa, hamaca o tumbonas.


Subimos al coche y nos vamos a otra playa, Panormos, amplia y con una curiosa población de ovejas.




Nos vamos tierra adentro hacia Kastro, antigua fortaleza en piedra seca con una pequeña capilla muy curiosa...



...y unas vistas estupendas.



Y volvemos a visitar el monasterio de Panagia Tourliani


Este conjunto religioso está situado en el pueblo de Ano Mera, y fue fundado en 1542 por dos monjes y restaurado a mediados del siglo XVIII.



Presenta una arquitectura típica de las Cícladas con edificios encalados en blanco y la cúpula en rojo, a diferencia del resto de la isla que son azules, como en Santorini.


En el exterior destaca la espectacular torre de mármol y dentro un impresionante retablo de madera realizado por artistas florentinos en el año 1775.



Y seguimos nuestro camino encaminándonos a otra playa, en esta ocasión Ftelia Beach.


La playa de Ftelia se encuentra en el extremo sur de la bahía de Panormos. Los vientos de Meltemi soplan desde el norte moviendo sus doradas arenas, creando excelentes condiciones para el windsurf. Los deportistas se sentirán como en casa en un territorio de medio kilómetro entre las colinas donde dar rienda suelta a su adrenalina.

Nuestra siguiente parada es Agia Anna. Pero ojo, hay dos playas de Agia Anna en Mykonos. Una es una pequeña playa de arena que se encuentra al caminar a la derecha de Kalafatis (frente al mar), junto a un puerto pesquero. Sigue siendo uno de los más tradicionales de la isla, con un restaurante que ofrece la oportunidad de disfrutar de pescado fresco al sol. Es una de las playas más relajantes, por su tamaño y por estar menos concurrida, aunque también dispone de sombrillas y hamacas para alquilar.


El segundo Agia Anna está entre Paraga y Platys Gialos (un paseo fácil desde cualquiera de ellos). También es una playa tranquila y relajante, con grandes rocas donde muchos optan por tumbarse al sol.


Y vamos a repetir una visita, la de la Playa Superparadise. Si lo recuerdan era la playa donde los cuerpos de revista, las caras, pechos y traseros de quirófano campaban a sus anchas. Bueno, no es de mis playas favoritas, pero mis acompañantes ardían en deseos de verla.


Esta playa está en el sur, a 7 km de Chora, y es una de las más conocidas por su fiesta, junto con la playa Paradise, que está al lado. Como ella, su arena es blanquísima y las aguas cristalinas, aunque es más pequeña.

Es una playa muy conocida y suele estar bastante masificada en temporada alta. Las fiestas al aire libre son impresionantes, música y diversión hasta altas horas de la noche. La playa también es conocida por ser una de las playas de turismo gay. Por otra parte, en ella también se practica el nudismo, al igual que en otras playas de Mykonos.

Vamos volviendo a Chora, la capital, donde nos recibe la Iglesia de San Jorge en la isla de Baos.


Pero antes hacemos una parada en la playa de Agios Ioannis, sólo a 6 km de Chora. Quizá esté situada en uno de los lugares más privilegiados de la isla debido a la maravillosa vista que hay de la isla sagrada de Delos, y donde se puede admirar una panorámica de un paisaje increíble al atardecer.



Su nombre proviene de una pequeña capilla en honor de San Juan que se encuentra en uno de sus extremos. Aquí fue donde se rodó la premiada película "Shirley Valentine", en 1989, antes de que Mykonos se convirtiera en el destino de moda que es ahora.

Y recorremos de nuevo la capital.


Nos recibe la Iglesia de Agia Anna.


En cada rincón de sus callejuelas nos esperan deliciosas sorpresa, en forma de iglesias, casas de todo tamaño pintadas en blanco y azul, tiendas, bares y restaurantes.











Las recorremos sin prisas hasta llegar a la Pequeña Venecia.

 Sin duda es uno de los lugares más románticos de Mykonos. Este barrio está repleto de elegantes y hermosas casas antiguas que están situadas precariamente al borde del mar. La belleza etérea de la Pequeña Venecia es tal que se ha ganado la fama de ser el lugar favorito de artistas famosos que han hecho de este encantador barrio de Mykonos su hogar. De hecho, muchos pintores han retratado la belleza magnética de la Pequeña Venecia en sus obras de arte, grabados y pinturas de valor incalculable, promoviendo así la reputación de este querido barrio de Mykonos en el mundo.



Cerca se encuentran los famosos molinos que destacan por su color blanco como la nieve, su forma esférica y el acostumbrado techo puntiagudo de la mejor variedad de madera. En los viejos tiempos, eran movidos por viento, ya que Mykonos es famosa por su viento racheado. Los molinos de viento de Chora y los de Ano Mera fueron una gran ayuda para la gente de estas localidades y se utilizaron principalmente para moler los productos agrícolas que estaban destinados a ser transportados a lugares fuera de Mykonos.


Con la llegada de la modernidad, los molinos de viento ya no están operativos, pero siguen siendo un símbolo del rico pasado de Mykonos. Con cientos de años, la mayoría de los molinos de viento han sido completamente renovados y algunos incluso se han convertido en museos, siendo el más famoso el Molino de Viento Bonis.


Y nos despedimos de Mykonos desde el mar que le da la vida.


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