domingo, 13 de noviembre de 2016

Bella Italia VII. Venecia ( y V)

 Con los cambios históricos, Venecia pasó de ciudad marinera y mercantil a centro artesanal y sobre todo de arte. Tras las enormes fachadas de sus palacios se esconden tesoros artísticos de incalculable valor.

Pasamos ya por el Mercado de Rialto con su fuerte olor a pescado, verduras y carnes, activo desde hace siglos para deleite de venecianos y visitantes.




Sin duda el puente más famoso de Venecia, construido en el siglo XVI para cruzar el Gran Canal gracias a un sólo arco. En un principio no existía la arcada que vemos sobre su base, ya que se añadió más tarde para albergar tiendas que hoy en día están orientadas a turistas. Su nombre proviene de Rio Alto, es decir la zona más alta de la ciudad y menos propensa a inundaciones.

Seguimos nuestro camino entre canales y sestieres para llegar al siguiente destino.


Si el hambre aprieta podemos hacer un alto para disfrutar de una de las mejores pizzas que existen en Italia.







Pasamos de nuevo por el barrio judío y enfilamos de nuevo el Gran Canal para volver al punto de partida.


La maestría veneciana ha convertido las góndolas en auténticas obras de arte.

La proa de las góndolas tiene un significado muy especial: se llama «ferro» y puede estar realizada en hierro, aluminio o acero. Sirve de contrapeso para el gondolero, de protección ante posibles colisiones y es en sí misma un mapa ya que la parte superior representa el tocado del Dux, el arco bajo ella es el puente de Rialto y todo su recorrido hasta el final es el Gran Canal aparte de que tiene 6 puntas que representan los 6 distritos históricos de la ciudad.





No podemos dejar de detenernos en el Puente de la Accademia para admirar una de las imágenes más famosas de Venecia.
Seguimos el Gran Canal hasta su final para llegar hasta la fabulosa iglesia de Santa María de la Salute.

Levantada para honrar a la Virgen María y conmemorar el final de la epidemia de peste que asoló la ciudad en el siglo XVII, esta delicada y etérea iglesia se levanta en el barrio de Dorsoduro desde 1631.

El número 8 está constantemente presente en la construcción: 8 son las columnas sobre las que se asienta la imponente cúpula de 8 lados y 60 metros de altura y 8 las puntas de la estrella que adorna el maravilloso suelo de mármol. Mármol de una blancura nívea que conforma cada uno de los rincones y estatuas de la hermosísima iglesia.

En contraste con el recargado exterior, dentro la decoración es escasa, destacando el maravilloso suelo de mosaico que produce un efecto óptico impresionante, con estrellas de 8 puntas que simbolizan el rosario mariano.

En el altar mayor aparece la imagen de la Virgen de la Salud que defiende Venecia de la peste y la hace marcharse, tal y como vemos en la escultura de la derecha.

Cada año, el 21 de noviembre se construye un puente efímero para que los devotos visiten a la Virgen y celebren el fin de todas las epidemias que han asolado Venecia a lo largo de los siglos.


Nos marchamos sabiendo que es irremediable e inevitable que volvamos a visitar Venecia. Siempre hay una razón para volver, y si no la hay nuestro corazón que la ama profundamente la buscará, tal y como lo han hecho millones de almas a lo largo de su impresionante historia.

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