Y el guardián no es otro que el espectacular, magnético y sagrado Roque Nublo.
Partiendo desde La Goleta, andamos los primeros kilómetros de los 10 que componen el recorrido, y que tardaríamos unas 4 horas en completar. Con más descenso que subidas, este sendero de hoy nos tuvo todo el trayecto con los sentidos alerta, sorprendiéndonos a cada vuelta del camino con una vista más hermosa que la anterior, con el olor a pino y a aire limpio, con los sonidos de un bosque milenario y cautivador.
Los pinares se dieron un momentáneo descanso para mostrarnos la roca agreste de Altos de Hornos, desde donde pudimos contemplar una de las más espectaculares vistas que se pueden disfrutar en Canarias, el Nublo y el Teide mirándose fijamente, como hablando sin palabras, quizá de todo lo que han visto pasar ante sus ojos de millones de años, o de que realmente nada importa, tan sólo disfrutar de la grandeza de un paisaje indescriptible que es orgullo de nuestra tierra canaria y al que sólo los que realicen rutas como ésta pueden tener el privilegio de acceder.
Lugar sagrado de culto aborigen, el Nublo, con la inseparable roca de La Rana y la de El Fraile, conforman el núcleo del Monumento Natural del Roque Nublo, inspirador de pintores, escritores y músicos.
Pero al seguir el camino veríamos una perspectiva aún más pintoresca de la roca llamada Nugro por los aborígenes, me refiero a la llamada "Ventana del Nublo".
Este arco de piedra natural, al que se llega tras dejar atrás, atravesando frondosos pinares, los Altos de Hornos, se eleva en lo alto de una pequeña ladera de roca volcánica y tras subirla sin esfuerzo, encontraremos esta vista única e incomparable.
De nuevo los dos símbolos canarios desde una perspectiva encuadrada por la misma piedra que forma la isla, por su misma esencia. Nos quedamos un buen rato para disfrutar del momento y reponer algo de fuerzas gracias al delicioso picnic que proporciona la organización del Gran Canaria Walking Festival, y seguimos descubriendo nuevas maravillas a lo largo del camino.
Y es que básicamente el uso ha sido el mismo a lo largo de la historia de Gran Canaria, es decir, permitir el paso de hombres y ganado por una garganta escarpada y muy empinada para acceder a los pastos de la cumbre y comerciar con otros pueblos de la isla.
Se trata de un camino empedrado de apenas 500 metros en zig zag, pero el paisaje es espectacular y nos salen al paso curiosidades como las presas colgadas de Charco Hondo, construidas para aprovechar el agua que se desliza por las laderas.
Dejamos atrás las apretadas piedras de "La Plata", para retomar el sendero que nos lleva del norte al sur de la isla.
Nos internamos de nuevo entre pinares, andando bajo la luz del un sol cegador, tamizada por las agujas de los pinos canarios.
Hasta llegar al fabuloso final de nuestra ruta, el impresionante Hotel Rural Las Tirajanas, a donde me prometí volver para pasar unos días de relax y descanso.
Recibidos con un magnífico buffet de productos canarios de excelente calidad, reposamos nuestros agotados pero felices cuerpos tras pasar una jornada única e inolvidable. Yo me decanté por unas deliciosas papas arrugadas con mojo verde, un montadito de exquisita pata asada canaria y una muestra de los sabrosos quesos de la zona.
Y como me vuelven loco los dulces, terminé con unos deliciosos suspiros y otros bocaditos hechos con la indispensable almendra de la zona.
De vuelta al punto de partida en los confortables autobuses, nos dirigimos a nuestro hotel para descansar y prepararnos para una nueva jornada.
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