Seguimos nuestro camino por la calle San francisco para encontrarnos con la antigua Universidad de Oviedo, edificio que funcionó desde 1608 hasta 1980 como centro docente superior en la ciudad, y que hoy conserva el Rectorado y la Secretaría de la ciudad. Este hermoso edificio poseía un fondo de archivo y biblioteca de inmenso valor, perdido tras la Revolución de 1934 y la Guerra Civil.
Austero y casi carente de cualquier adorno, tras su reconstrucción mantuvo alguna de sus otras funciones como la de la torre, que sigue siendo campanario y observatorio astronómico.
Cerca se localiza otra de las más de un centenar de esculturas que salpican la ciudad. En este caso es la conocida como "El viajero" aunque su verdadero nombre es "El regreso de Williams B. Arrensberg". Es sin duda, junto a "La Regenta" una de las más fotografiadas de Oviedo.
Frente a él encontramos el Real Instituto de Estudios Asturianos, que ocupa el antiguo y barroco Palacio de los Condes de Toreno y fue lugar de nacimiento de José María Queipo de Llano, personaje de gran importancia durante la Guerra de la Independencia.
Por su parte el cercano Palacio de los Camposagrado, que nos recuerda a la familia que ya conocimos en Avilés, es sede del Tribunal Superior de Justicia de Asturias. En su frente mezcla varios estilos arquitectónicos, ya que fueron varios los arquitectos que se sucedieron en su construcción, aunque predominan el barroco y el clásico. Se levantó en 1752, y aunque experimentó varias reformas, fue tras la Revolución de 1934 cuando tuvo que ser casi totalmente reconstruido, ya que resultó gravemente dañado por un incendio.
En la Plaza de Alfonso II el Casto, que es la misma de la Catedral, encontramos la pequeña capilla de la Balesquida, dedicada a la Virgen de la Esperanza.
Bordeando la plaza también vemos el Palacio de Valdecarzana-Heredia, hogar de la prestigiosa familia Miranda y mandado a construir por el marqués para demostrar su nobleza y posición social. Se trata de una estructura que aunque barroca, es solemne y austera, con escasa decoración en su portada y que sólo se permite el exceso en el escudo familiar, que representa a Hércules y el león de Nemea. Durante algún tiempo fue casino para luego pasar a ser sede de la Audiencia Territorial de Asturias.
Llama la atención, a un costado de la Catedral el edificio que en 1929 se levantó para ser sede del Monte de Piedad y Hogar del Pensionista de Cajastur. Los ovetenses siguen conociéndolo como Caja de Ahorros de Asturias y según se dice, en breve pasará a ser un hotel de gran lujo.
Pero ya es hora de visitar el templo más importante de la ciudad, la Catedral.
La Catedral de San Salvador de Oviedo tiene una larga historia, que además ha sido detalladamente documentada e investigada a lo largo de los siglos. Fue en el año 761 cuando dos religiosos limpiaron y prepararon un terreno en la entonces conocida como colina Oveto para construir el monasterio de San Vicente.
Algo más tarde nacería aquí el rey Alfonso II el Casto, que da nombre a la actual plaza y que convertiría a Oviedo en la capital del reino astur. Su padre levantó cerca del convento una iglesia dedicada a San Salvador, reconstruida tras los ataques musulmanes por Alfonso. Ya en el año 1388 se decide reemplazarla por la actual catedral de estilo gótico, debido al creciente número de habitantes de la nueva capital.
Durante casi tres siglos se trabaja incansablemente en la construcción del templo y a esto debemos añadir otro más para que pudieran terminarse las capillas y panteones que la rodean. Dado que su mayor parte se levantó en el siglo XV, el estilo que predomina es el gótico flamígero.
Lugar ineludible de peregrinaciones a lo largo de los siglos, su principal magnetismo religioso y de fe está centrado en la capilla de San Miguel o Cámara Santa, donde se guarda la Cruz de los Ángeles y de la Victoria (símbolos de Oviedo y de todo el Principado), la Caja de las Ágatas y el Arca Santa, con un gran número de reliquias entre las que destaca el Santo Sudario.
Tres son las naves que muestran un interior que parece elevarse al cielo, de piedra clara y luminosa.
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