lunes, 16 de diciembre de 2024

Laos, la Tierra del Millón de Elefantes (II) Vang Vieng (II)

 Seguimos recorriendo los canales que rodean los campos de cultivo del pueblo hasta llegar a una gran roca que marca el punto donde se encuentra una de las mayores atracciones de la zona, las cuevas que perforan las enormes rocas kársticas del campo laosiano.



La primera cueva de las tres que visitamos fue Tham Loup. Nos recibe en la entrada un enorme buda y tras dejarlo atrás avanzamos unas decenas de metros hasta llegar a un recodo. Pudimos ver formaciones de estalactitas y estalagmitas e incluso una diminuta pero venenosa serpiente.







La segunda cueva fue Tham Nam, de unos 500 metros de largo y a donde sólo se puede entrar flotando sobre cámaras de neumáticos.

Finalizamos nuestra excursión en la Cueva del Elefante o Tham Xang,
Su nombre se debe a una estalactita con forma de elefante y a los fósiles de estos paquidermos que se encontraron en la cueva. Pero también hay una leyenda que cuenta que los lugareños tenían miedo de acercarse a la gruta porque existía una formación rocosa con forma de cabeza de demonio, por lo que incluso estaba prohibido beber el agua que manaba en un rincón de la cueva.
Decidieron destruirla para evitar males mayores e inmediatamente y por un milagro, apareció otra figura, esta vez con la forma de un elefante. Desde ese momento la suerte y la salud de los habitantes de la zona mejoró y la cueva se transformó en un santuario budista. 


Aparte del gran buda reclinado de la entrada, la cueva guarda decenas de figuras en un altar y una enorme huella del pie de Buda.

Terminada la visita abandonamos el lugar caminando por la orilla del río y cruzando un puente que nos llevaría hasta nuestro autobús. 



Y por la tarde tomamos el tren rápido a Luang Prabang.

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