sábado, 28 de diciembre de 2024

Laos, la Tierra del Millón de Elefantes (III) Luang Prabang (III)

 A la mañana siguiente salimos de la ciudad para realizar una caminata por el campo que nos llevaría a un lugar espectacular. No voy a adelantar nuestro destino final, pero sí que iré desgranado imágenes de lo que vimos durante el recorrido. 

Nuestro vehículo pasó por por campos donde los agricultores recolectaban el bien más preciado de Asia, el arroz.


El que se cultiva en Laos es el glutinoso, que al cocinarse se vuelve pegajoso y no tiene que ver con el resto de arroces asiáticos. Se usa en la gastronomía de Tailandia y en algunos lugares de China. Un 85% del arroz de Laos es de este tipo.

En China, esta clase de arroz era es conocido desde hace al menos 2.000 años y era empleado como ingrediente en la construcción, como mortero, tal y como han demostrado los investigadores de la Gran Muralla China.
En Laos se cocina dejándolo varias horas en remojo y luego insertándolo en una caña hueca de bambú que se colocan al fuego. Una vez cocinado se hacen bolas para comer con las manos.



Paramos en un pequeño pueblo donde empezó una caminata que duraría unas 4 horas. Antes de empezar, dimos una vuelta por la pequeña aldea.




Y comienza la caminata que nos llevaría a conocer todo tipo de cultivos, árboles y hierbas medicinales, mientras dejamos atrás los inmensos campos de arroz.





Y llegamos al objetivo del día, las maravillosas cataratas de Kuangsi, escondidas entre el verdor del bosque.

Si nuestro recorrido lo hubiéramos hecho en coche en su totalidad, hubiéramos contado 29 kilómetros desde Luang Prabang y tardado 45 minutos, pero no hubiera tenido gracia y no hubiéramos podido disfrutar de los paisajes del campo laosiano.


Recorremos el camino que lleva hasta la cascada que los lugareños llaman Tat Kuang Si, es decir la "Cascada excavada del ciervo". Cuenta la leyenda, que un anciano siguió a un ciervo dorado hasta este lugar, y éste le dijo que excavara exactamente donde le dijera. Al instante liberó la fuerza de las aguas que darían lugar a la cascada.


El color de estas aguas son la combinación entre la alta combinación de carbonato cálcico y las algas que provienen del curso superior. Las terrazas, a partir de la caída de agua suelen agruparse en tres alturas, pero cada una de ellas tiene varios niveles.



Para quien quiera ver el nacimiento de las cataratas, hay un sendero de una hora aproximadamente que nos lleva desde la base de la catarata hasta unos cientos de metros más arriba, desde donde también podremos contemplar la cascada principal de unos 50 metros de altura.




Al principio, antes de ser explotadas como atracción turística, el lugar era una cuarta parte de lo que vemos ahora, ya que el entorno se convirtió en un gran parque con caminos, puentes y otros servicios, como aseos para cambiarse e incluso bares y restaurantes a la entrada del sitio.



Y llegamos a la gran cascada, sin duda una de las más espectaculares y bonitas que ge visto en todos mis viajes. Y he visto unas cuantas...




Nuestro restaurante estaba situado a los pies de las grandes pozas, por lo que también disfrutamos durante la comida de increíbles vistas.



La mayoría de las piscinas están abiertas aunque hay una siempre cerrada por considerarse sagrada, Nos bañamos en una de ellas, donde el agua estaba tranquila y fresca.



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