Portofino es el teatro natural más elegante del Mediterráneo.
Entender Portofino no es sólo pensar en glamour o en yates —eso es reciente—. Portofino ya era belleza legendaria antes de que existiera la idea moderna de “destino exclusivo”. Es una antigua villa de pescadores colocada en un anfiteatro perfecto que la naturaleza diseñó mirando al mar. Las casas estrechas, altas, pintadas como en Camogli pero con colores todavía más saturados, abrazan una bahía que parece un espejo verde azulado. No es casualidad que tantos pintores terminaran viniendo aquí… porque Portofino es de esos lugares que la luz no sólo ilumina: modela.
Portofino tiene un encanto único. Sus calles hipnotizaron a estrellas de Hollywood como Elizabeth Taylor, Ava Gardner y Humphrey Bogart; a intelectuales como Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Herman Hesse, Erza Pound y Truman Capote, y a grandes artistas plásticos como Pablo Picasso y Vasily Vasílevich Kandisnki. Las aguas del golfo de Tigullio, el suave clima y el deslumbrante paisaje le permiten a uno experimentar el placer de la dolce vita.
El pueblo de Portofino fue fundado por los romanos y bautizado Portus Delphini debido a la enorme población de delfines que habitan en el golfo. En el año 904, la emperatriz del Sacro Romano Imperio, Adelaida, donó Portofino y gran parte de la montaña de Capo di Monte a los monjes benedictinos de San Fruttuoso para honrar la memoria de su marido, Ottone II.
A partir del año 1229 Portofino se transforma en integrante de la República de Génova, así como todo el territorio de Rapallo, transformándose en el refugio de la marina genovesa gracias a su puerto natural. En el año 1409 fue vendido a Florencia pero los mismos florentinos lo restituyeron poco después. Durante el siglo XV estuvo en distintas administraciones familiares, desde los Fregoso a los Spinola, los Fieschi, los Adorno y los Doria. En el año 1814 se incorporó establemente al Reino de Cerdeña, como otras comunas de la República de Liguria, y sucesivamente al Reino de Italia en el año 1861.
El Castello Brown, una antigua fortaleza del siglo XVI funciona como centro de manifestaciones culturales a nivel internacional. Las vistas desde arriba son casi una visión aérea y entiendes el poder estratégico del lugar y por qué Roma, Génova, comerciantes y capitanes ambicionaron este punto exacto. Portofino controlaba rutas. Y aún hoy se siente ese peso histórico aunque ahora las batallas sean estéticas, no militares.
Una muy buena opción para poder disfrutar a pleno de Portofino y sus alrededores es utilizar los autobuses, puesto que conducir puede resultar pesado por el tráfico lento de la carretera que serpentea la península. Otra buena opción es alquilar un barquito para poder visitar Margherita, Camogli, Rapallo o cualquier otro pequeño y encantador puertos de la península. Portofino es para aquellos que disfrutan caminando. Las múltiples rutas por las laderas ofrecen un recorrido precioso.
Portofino es uno de esos lugares donde entiendes que la belleza auténtica no necesita ser explicada ni sobreproducida, simplemente es.
Y ya con eso llena todo.
Camogli es uno de esos lugares que parece diseñado para que el tiempo vaya más lento. La Riviera ligur tiene muchos pueblos preciosos… pero Camogli tiene un aura distinta.
Es como si te recibiera ya desde lejos con el color, con sus fachadas altas, verticales, pintadas con ocres, verdes gastados, rojos quemados por sal, amarillos cálidos que el mar pule cada día. Y cuando caminas por su paseo marítimo parece que todo fuese una película con textura de óleo italiano antiguo. Aquí la paleta no la hizo un arquitecto, la hizo el Mediterráneo.
El nombre tiene un doble significado en italiano. La primera traducción, «casas muy juntas», es evidente cuando se pasea por las estrechas calles de la ciudad, que están pobladas con altas columnas de casas color pastel. el segundo significado, «casas de esposas», no es tan obvio; se refiere a las esposas de los marineros, capitanes y pescadores, que tradicionalmente pasaban el tiempo en casa mientras sus maridos estaban en la mar.
Esta rosa de los vientos aparecía en la película Corazón de Tinta.
Y así acabamos una escala diferente en el puerto de Génova.

No hay comentarios:
Publicar un comentario