jueves, 1 de septiembre de 2016

La costa italiana (I): Portofino y Camogli.


Una vez en Génova, y según lo planeado, bajamos del barco, cruzamos la calle y nos fuimos a la estación del Príncipe, para coger el tren hacia Portofino. 
La estación de parada, después de 40 minutos de viaje, es Santa Marguerita Liggure. Allí, según se sale de la estación se baja una calle hasta llegar a la orilla del muelle. Hay una parada de bus que nos lleva hasta Portofino bordeando el acantilado en unos 15 minutos.


Y finalmente Portofino!!!! Si era precioso así, me imagino con sol!!!

Portofino tiene un encanto único. Sus calles hipnotizaron a estrellas de Hollywood como Elizabeth Taylor, Ava Gardner y Humphrey Bogart; a intelectuales como Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Herman Hesse, Erza Pound y Truman Capote, y a grandes artistas plásticos como Pablo Picasso y Vasily Vasílevich Kandisnki. Las aguas del golfo de Tigullio, el suave clima y el deslumbrante paisaje le permiten a uno experimentar el placer de la dolce vita.


Se trata de un puerto pequeño dividido en dos zonas: la zona del muelle, que está enteramente dedicada al turismo, y la zona del pueblo, que se encuentra en lo alto, y se denomina Portofino Vetta.

El pueblo de Portofino fue fundado por los romanos y bautizado Portus Delphini debido a la enorme población de delfines que habitan en el golfo. En el año 904, la emperatriz del Sacro Romano Imperio, Adelaida, donó Portofino y gran parte de la montaña de Capo di Monte a los monjes benedictinos de San Fruttuoso para honrar la memoria de su marido, Ottone II.


A partir del año 1229 Portofino se transforma en integrante de la República de Génova, así como todo el territorio de Rapallo, transformándose en el refugio de la marina genovesa gracias a su puerto natural. En el año 1409 fue vendido a Florencia pero los mismos florentinos lo restituyeron poco después. Durante el siglo XV estuvo en distintas administraciones familiares, desde los Fregoso a los Spinola, los Fieschi, los Adorno y los Doria. En el año 1814 se incorporó establemente al Reino de Cerdeña, como otras comunas de la República de Liguria, y sucesivamente al Reino de Italia en el año 1861.



Pintadas en tonos ocres y terracotas, en una disposición que resulta encantadora al evocar el estilo dinámico de un anfiteatro, las casas sobre el puerto son preciosas. Esto hace de Portofino un lugar de ensueño, que no ha sido alterado a pesar de su alto tránsito turístico. Su pequeño puerto es su centro neurálgico, en el cual se puede ver todo tipo de embarcaciones atracando, desde grandes yates hasta modestos botes de pescadores, que le dan un toque pintoresco. Además, el reflejo de la luz en sus cristalinas aguas le brinda una espectacular iluminación a todo a cualquier hora del día.


El Castello Brown, una antigua fortaleza del siglo XVI funciona como centro de manifestaciones culturales a nivel internacional.


Una muy buena opción para poder disfrutar a pleno de Portofino y sus alrededores es utilizar los autobuses, puesto que conducir puede resultar pesado por el tráfico lento de la carretera que serpentea la península. Otra buena opción es alquilar un barquito para poder visitar Margherita, Camogli, Rapallo o cualquier otro pequeño y encantador puertos de la península. Portofino es para aquellos que disfrutan caminando. Las múltiples rutas por las laderas ofrecen un recorrido precioso.




Ultimas fotos de Portofino.






Y volvimos a la parada de autobús para ir a Camogli, que está a 30 minutos.

¡¡¡Un pueblo precioso, la típica imagen de un pintor!!!!



Típico pueblo marinero, centro turístico conocido por su pequeño puerto y por los palacios variopintos a lo largo de la ribera del mar. También se la llama la Città dei Mille Bianchi Velieri («La ciudad de los mil veleros blancos») o la Gemma del Golfo Paradiso («Gema del Golfo Paraíso»).



El nombre tiene un doble significado en italiano. La primera traducción, «casas muy juntas», es evidente cuando se pasea por las estrechas calles de la ciudad, que están pobladas con altas columnas de casas color pastel. el segundo significado, «casas de esposas», no es tan obvio; se refiere a las esposas de los marineros, capitanes y pescadores, que tradicionalmente pasaban el tiempo en casa mientras sus maridos estaban en la mar.


Esta rosa de los vientos aparecía en la película Corazón de Tinta.



Y así acabamos una escala diferente en el puerto de Génova.

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